viernes, 27 de septiembre de 2013
El hombre del piano
Otra vez me toca ocupar el viejo taburete lleno de rotos frente al piano. ¿Y total, para qué? ¿Para ganar cuatro perras que me gastaré en whisky barato? No me puedo creer que haya acabado así... En un desgastado garito al que poco le queda para cerrar, con una sensación de quiero y no puedo impregnando el ambiente. Se nota la ilusión del dueño al empezar el ambicioso proyecto de llevar una cafetería, todo el dinero invertido, todas las horas gastadas... Para acabar oliendo a alcohol malo y a sueños rotos. Bueno, solo hace falta mirarme... El sitio y yo encajamos a la perfección, el uno es el reflejo del otro.
Respiro hondo y hundo los dedos en las amarillentas teclas del piano para encaminarme a mi eterna canción. Y los acordes fluyen y los compases comienzan su trabajo, el trabajo de emocionar. Pero ya es inútil, si solo soy el hilo musical de un hundido local. Es triste acabar así...
Pero es que me miro al espejo y solo veo un viejo hombre, probablemente más joven de lo que su aspecto hace sospechar, con apariencia grande y torpe excepto sus rápidos y hábiles dedos. Con ojos hundidos y grises con una sensación de vacío que hasta produce vértigo. Ese hombre suda... y tiene pinta de beber, de beber mucho. Y está solo, muy solo. Más solo de lo que cualquier persona pueda soportar. Sí... Así es ese hombre. Así soy yo.
Pero por un momento, el reflejo cambia y ya no esta ese hombre, sino un joven lleno de expectativas para el futuro, sediento de vida al que todo le va bien. Le brillan los ojos de ilusión, unos ojos grises pero que quieren decir tantas cosas que te obligan a mirarlos durante minutos. Cada nota que toca, cada compás, cada acorde... todo te llega, quizás porque el intérprete cree en lo que está tocando.
Y sin apenas darme cuenta, la melodía que estaban interpretando mis dedos empieza a coger ritmo, a ser más alegre. Y siento algo que hacía años, muchos años, que no sentía. No sé describirlo, es una sensación que hay que sentir, porque es... Bueno es indescriptible. Pero sé que era lo que sentía treinta años atrás cada vez que ocupaba el taburete de enfrente del piano. Y es gratificante. Muy gratificante. Es la primera vez que recuerdo haber sonreído en muchísimo tiempo. Y no sabes cuánto echaba de menos eso.
Pero todo lo bueno se acaba, tras un rato, se me acerca un hombre tambaleándose, creo que llevaba ya tres copas encima. Y de su boca salió la verdad que más dolor me ha hecho jamás... Bueno, quizás la segunda.
"Toca otra vez viejo perdedor haces que me sienta bien. Es tan triste la noche que tu canción sabe a derrota y a miel."
Viejo perdedor, viejo perdedor... Viejo perdedor. Es triste pero es verdad. Lo tuve todo, pude cumplir mi sueño y ser feliz. Feliz... Qué idea más profundamente remota. Recuerdo los veinte años. Acababa de salir en el periódico como la futura promesa del piano y me llovían propuestas desde todos los lados. Pero eso no era lo mejor... La tenía a ella. A la mujer más perfecta del mundo. Pero sin exagerar... La más perfecta. Todo iba sobre ruedas, pronto sería la persona que habría conseguido todos sus sueños y que le esperaba una vida maravillosa frente a la mujer más maravillosa... O quizás no.
Quizás un día llegues a casa y la pilles con otro hombre. Quizás te diga que siempre temió echar raíces que pudieran cortar sus alas. Y que en esa jaula metida se le iba la vida y quiso probar sus fuerzas. Y quizás, aunque no desea que te ocurran cosas malas, ella nunca lamente que des malos pasos. Y quizás eso te arruine la vida. Quizás la vida perfecta desaparezca. Y sí... Así llegué a ser quien soy.
No puedo creer que lo hiciera, que me abandonara... que arruinara mi carrera y que nunca se haya arrepentido, que nunca haya mirado atrás... Que hagan treinta años que no hablamos. Que los únicos que me hayan sido fieles durante todos los años hayan sido el alcohol y el viejo y experienciado piano. Y que tras todo esto solo haya sido capaz de tocar una canción durante toda mi vida, una y otra vez, durante estos largos treinta años.
He vuelto a comenzar a sudar, los ojos se han cansado de intentar transmitir y cada vez que cojo el vaso, me tiembla la mano. No tendría que haber recordado, no tendría que haber vuelto atrás. Tengo que ir al baño y refrescarme la cara.
El agua, fría como mi alma, me corre por la cara pero no tiene ningún efecto. Nada de nada. Me miro en el espejo y me veo vacío... vacío del todo. Y de pronto se me ocurrió de golpe. ¿Alguno de los solitarios oscuros que buscan pareja en este lugar echaría de menos el hilo musical que sonaba todas las tristes tardes? ¿Alguien notaría el hueco que he dejado? Yo solo sé que el hombre del piano ha tocado su último acorde.
Un punto de inflexión Parte 2
jueves, 26 de septiembre de 2013
Un punto de inflexión Parte 1
Y... ¿por qué tú no?
miércoles, 25 de septiembre de 2013
Y caerás...
Y caerás, obviamente que caerás. Prácticamente cada paso que des acabará en tropiezo e irás al suelo. Y dolerá. Cómo no va a doler. Y poco a poco te parecerá que todo lo que haces está mal y eso dolerá el doble. Y te empezarás a sentir cómodo en el suelo, porque quizás estar en el suelo es incómodo, pero es menos doloroso que caer. Y total... Probablemente acabarás allí de todos modos. Todo se volverá más oscuro y solitario. Nadie te entenderá y todo cambiará de plano. O eso te parecerá. Dicen que de las caídas se aprende pero tú lo ves todo negro y ninguna mano te ayuda a levantarte. Aunque bueno, quizás nadie lo sabe, porque tu falsa sonrisa podría ser ganadora del Oscar. Y aunque duela seguirás así.
Desde aquí quiero decirte que muchas veces no vemos la ayuda pero seguro que está por allí... Porque no me creo que una persona como tú no tenga a nadie. Recuerda que para aprender a andar primero nos caemos... Y que nuestra vida acaba de empezar. Y aunque suene a tópico... Que si no acaba bien, es porque no es el final.
Donde ser yo mismo es correcto
martes, 24 de septiembre de 2013
Cuídala, por favor.
Haz que se sienta protegida, que sepa que puede contar contigo para todo. Dale la mano, abrázala fuerte, deja que llore en tu hombro, dale un beso en la frente. Consigue que recupere esa sonrisa que te ha enamorado y que consigue que le brillen los ojos. Si necesita espacio y tiempo respétalo y, por mucho que duela cada segundo que pasa, espérala y está con ella cuando lo necesite. Escúchala. Da igual lo que diga, escúchala y presta atención. Aguanta sus ralladas y, si hace falta, sé fuerte por los dos. Prepárale pequeños detalles, recuerda que la felicidad reside en las pequeñas cosas. Dile lo guapa que está hoy, lo guapa que estuvo ayer y lo guapa que, probablemente, estará mañana. Apréndete las canciones que son importantes para ella y consigue una que sea vuestra y solo vuestra y cuando estéis solos ponla e invítala a bailar. Si le ha ido mal en clase o ha suspendido, cambia de tema. Procura dar más que recibir e intenta hacerla, al menos, tan feliz como ella te lo hace a ti. Sé que no soy nadie para decirte esto, pero sí que hay una cosa que te pido con toda mi alma...
Cuídala, por favor.
lunes, 23 de septiembre de 2013
Este loco se va con otra loca
"Este adiós, no maquilla un "hasta luego",
Este nunca, no esconde un "ojalá",
Estas cenizas, no juegan con fuego,
Este ciego, no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo,
Esta letra no la protestaré,
Ahórrate el acuse de recibo
Estas vísperas, son las de después
A este ruído, tan huérfano de padre
No voy a permitirle que taladre
Un corazón, podrido de latir
Este pez ya no muere por tu boca
Este loco se va con otra loca
Estos ojos no lloran mas por ti."
El hombre de los mil personajes
Luces que iluminan
viernes, 20 de septiembre de 2013
Video games
La magia del nunca acabar
El punto de apoyo con el que moveré el mundo Final
"Toqué al timbre y me abrió él mismo. Tras una mirada incómoda me dirigió
jueves, 19 de septiembre de 2013
El punto de apoyo con el que moveré el mundo Parte 3
"Nada más llegué a casa me eché en la cama a llorar hasta que me quedé
miércoles, 18 de septiembre de 2013
Y en ese momento, juro que éramos infinitos
¿Qué se siente? No sé explicarlo, tienes que vivirlo. Te sientes... grande. Fuerte. Pero no se queda ahí... Solo sé que tú no encuentras el momento si lo buscas... Pero créeme que cuando él te encuentra, cada segundo que pasa, es perfecto. Quizás es que eres feliz aunque sean dos minutos. Quizás. Hasta que lo descubra, si algún día llego a hacerlo, seguiré disfrutando estos momentos. Estos momentos en los que me siento infinito.
El punto de apoyo con el que moveré el mundo. Parte 2
"Debí dormirme, porque lo siguiente que recuerdo es a mi madre diciéndome
Ellos... Los que me acompañan en mis largos días
Después de pensar esto ha pasado semana y media, semana y media que ha pasado en clase. Y el día de la presentación me dieron una mala noticia... Cambio de clases.
Podemos decir que en mi nueva clase estoy a gusto, claro que sí, son geniales... Pero la clase de 1ºA de Bachillerato... Se quedará en mi corazón... Y eso es gracias a todas y cada una de las treinta y cuatro personas que han pasado las horas conmigo. Chicos... Sois lo más grande... Echo de menos vuestra compañía en clase, vuestras risas, la camisa de cuadros... A vosotros. MIL GRACIAS.
Felicidades Núria
GRACIAS
martes, 17 de septiembre de 2013
Esta es la historia de un sábado, de no importa qué mes...
El punto de apoyo con el que moveré el mundo. Parte 1
Vuelta a la infancia
Entonces... ¿quizás ser un niño es la manera más fácil de ser feliz? Pensemos en ello. No nos gusta que nos traten como a un niño, queremos más libertad, poder elegir, aunque ello conlleve consecuencias. Hemos crecido, hemos cambiado y ya no podemos volver atrás. Ya no podemos vivir sin responsabilidades, sin nada que nos moleste, como si fuéramos pequeños. Tenemos que aprender a no depender de nadie y a poder vivir por nosotros mismos. Es el ciclo de la vida.
Pero podemos seguir teniendo un pequeño niño dentro de nosotros, que sepa disfrutar de los pequeños momentos de la vida y pueda, aunque sea por tan solo un rato, ser feliz. Atrévete a ser infantil sin perder la necesidad de crecer.
lunes, 16 de septiembre de 2013
Noches eternas
Y entonces ocurre, se te ocurre una cosa; coger los cascos, conectarlos, poner la canción esa que es tan personal que no se la has dedicado a nadie porque quieres guardarla para ti y subir el volumen. Notas como los primeros compases suenan en tu cabeza. Y eso te calma y empiezas a abrir la mente. Y notas como a lo largo de la canción a tu cabeza viene todo lo que has conseguido, todas las personas que siguen a tu lado, tus sueños, tu familia... Tu todo. Y acaba la canción y, al menos yo lo hago, suspiras. Pero suspiras sonriendo. Suspiras como pensando en dejar de volver al pasado y queriendo disfrutar del futuro con lo que tienes. Y es allí, sobre todo allí, cuando te das cuenta de la suerte que tienes.
El que me escucha, el que me ayuda... El que me ayuda a volar.
Jamás le podré agradecer todo lo que ha hecho, y hace, por mí. Que mis conversaciones de diez minutos con él me han ayudado muchísimo y que si me he planteado mi futuro... Ha sido por él. Abel... Mil veces gracias... Mil veces. Y se quedan cortas.
Y volvemos
Volvemos a empezar. Y sinceramente... La rutina tiene su encanto.
Un pedazo de mí
Por un lado tenemos a Amaia. Ella es la más bajita del grupo y creedme que eso no se lo dejamos pasar así como así. Es entusiasmo puro, siempre animada, siempre dispuesta a echar una mano. Siempre ahí, para lo que sea da igual si es preparar una fiesta, animarte si estás mal o simplemente charlar una tarde... Ella va a hacer todo lo posible. Pero bueno, para algo es la líder del grupo.
También está Iñigo. Es una de las relaciones más raras que he tenido, conectamos enseguida y desde entonces le tengo a mi lado. Es mi red de seguridad, mi punto de apoyo. Da igual lo que le pase, siempre va a estar con una sonrisa en la cara y no sé como lo hace pero te la contagia. Es... Es Iñigo. No tiene otro nombre.
Luego tenemos a Itxaso. La cruel del grupo. No se corta un pelo y siempre tiene una frase sarcástica para la ocasión y, la verdad, es que las risas con ella no tienen precio. Es fiel y sabe qué hacer siempre... No cambio sus tardes conversando con ella por nada, ella sí que sabe llevar bien una conversación y realmente merece la pena discutir con ella. Siempre aprendes algo.
Bueno, y qué decir de June. Sí, está loca. Pero eso no es decir nada mirando a los otros cinco que formamos el grupo. Es una persona que solo estando, cambia el ambiente. Se hace notar. Las tardes suelen ser más entretenidas, las conversaciones suelen ser más frikis y los ratos muertos suelen tener más sentido.
Y por último, pero no menos importante (o sí, quién sabe), tenemos a Kevin, nuestro princeso Hipster del grupo. Es... peculiar. Sí, llamémoslo así. Es ausente, puede que esté o puede que no. Pero no importa nada. Es con el que he compartido tardes de reflexiones, alegrías y penas, sonrisas y lágrimas. Es mi pozo de desahogo, siempre dispuesto a ayudar en lo que sea. Experto en hacer la del 3,14 y buen amigo.
Y tened por seguro que no cambio ni una sola tarde de cartas y hamacas ni por todo el oro del mundo. Gracias por todo chicos. Recordad... We've got the power.