tag:blogger.com,1999:blog-77628243933042319842024-03-19T04:56:34.311-07:00Un náufrago del silencioPablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.comBlogger97125tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-54591156092856354822017-10-22T10:04:00.000-07:002017-10-23T01:46:43.642-07:00Y mira<div dir="ltr">
Quiero que sepas la cantidad de veces que he intentado escribirte y me he chocado con tachones y vacíos. Todas las veces que he creído que esta palabrería no hacía justicia a tu mirada juguetona y a las cosquillas en la tripa que tengo cuando me agarras de la cintura sin avisar. Pero este vacío autobús y toda la bruma de las últimas horas de la madrugada serán los únicos testigos que verán como relato este acto de sincericidio silencioso, solo que esta vez no habrá víctimas ni culpables; solo unos besos apasionados en un pequeño y apartado probador.</div>
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Eres de esas personas a las que haría sonreír sin parar solo para mirarte embobado mientras pienso en lo bien que sabe la felicidad en tus labios. De esas personas con las que estaría horas tumbado mirando al techo creyendo que de verdad veo las estrellas. Y serías la única persona por la que desearía que lloviera, nevara y que el frío se apoderada de todo, para que encienda tu fuego interior y pueda sentirte hogar con chimenea y vistas al mar en el pleno centro de Madrid.</div>
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Estoy seguro de que si utilizo tu pecho como almohada podré soñar con ser los protagonistas de las historias de amor más preciosas, como los primeros cinco minutos de Up, la parte bonita de Her o las canciones de Moulin Rouge; pero sin preocupaciones, miedos ni más tristeza de la necesaria.<br>
<br>
Solo quería que supieras esto. Que hay noches que cierro los ojos deseando que me despiertes con un beso. Que hay veces que solo quiero que me cojas de la mano y me guíes por la ciudad. Que, pieza a pieza, estás consiguiendo hacerte conmigo. Que desearía que me abrazaras por la espalda mientras me cantas al oído con los ojos cerrados. Que siento un pinchazo cuando emprendes del camino de vuelta. Y que, sin que tú lo sepas, te asociaré con la canción más bonita de Barbra Streisand.</div>
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¿No te parece raro? Hace dos meses no sabía de tu existencia...</div>
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Y mira.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaWAlNW64ABnSYDZLSHJ9VD8Bl29Jxzms2U6I15RCMVoAf2uGEBnAFnssibNCOMQqeIx9NeQHOcWzZH4zFuedpouXxy9nrIPUKTG0TiwKYdwzhwG3p1Tlz9fbyrskUYzIDAjyIaGmPXgSI/s1600/c71a33b2c5c3e4ec190a463824b1487e--hand-drawings-pencil-drawings.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="540" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaWAlNW64ABnSYDZLSHJ9VD8Bl29Jxzms2U6I15RCMVoAf2uGEBnAFnssibNCOMQqeIx9NeQHOcWzZH4zFuedpouXxy9nrIPUKTG0TiwKYdwzhwG3p1Tlz9fbyrskUYzIDAjyIaGmPXgSI/s400/c71a33b2c5c3e4ec190a463824b1487e--hand-drawings-pencil-drawings.jpg" width="300"></a></div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-65620582629833791622017-09-07T11:04:00.000-07:002017-09-07T11:04:15.382-07:00HogarHoy hace casi una semana que la estación de Madrid supo más a despedida que nunca. Cuando el poco sol que nos bañaba la piel decidió marcharse cumpliendo tu deseo de que hiciera frío, aunque creo que solo podía sentirlo yo. Hace casi una semana que intenté amortiguar el golpe con mi eterna lista de canciones tristes, llenas de voces rotas cantando cosas que cada vez entiendo más. Hace casi una semana que prioricé echarte de menos y aún no consigo reordenarme.<br />
<br />
Por primera vez en mi vida, cada kilómetro que me acercaba aquí me hacía estar más fuera de casa. En solo dos días dejé de sentir tu olor y tuve que darme prisa para recordarlo siempre. Eché de menos ocupar el lado izquierdo y ver como tu respiración subía y bajaba la sábana toda la noche. Y no escuché bandas sonoras mientras se enfriaba el café. Sentía que te me escapabas entre los pequeños agujeros que quedan al cerrar los dedos de la mano hasta que solo quedara aire y muchos recuerdos borrosos.<br />
<br />
Cógeme de la mano y vuelve a llevarme a la sala añil del Prado, la que hace juego con tus ojos. Consigue que me pierda tanto entre las pinturas de Velázquez y Tiziano que llegue a pensar que solo existimos tú y yo. Demuéstrame otra vez que tienes la sonrisa más bonita del mundo al hablarme sobre las pequeñas cosas y hazme viajar a ver la nieve en Estambul o a cualquier calle de Viena solo con cerrar los ojos mientras me meces con tu voz.<br />
<br />
Volvamos a creer que no tener objetivos es el mejor plan para un fin de semana. A emborracharnos a Margaritas en un pequeño restaurante. A jugarnos la vida en cada semáforo en rojo. A no dejar de llevarnos la contraria en todo. A echar a andar a las tantas hasta que nuestros pies acaben entrelazados en tu cama y nos demos las buenas noches mirándonos a los ojos. Volvamos a ser nosotros sin filtro, aunque sea solo por un instante.<br />
<br />
Hoy hace casi una semana que Bilbao me recibió diluviando, pero tuve que ver los paraguas en la Gran Vía para llegar a darme cuenta de que ese agua que caía era lluvia, no mis lágrimas.<br />
Aunque me gusta pensar que esta ciudad lloraba conmigo... Porque se había dado cuenta de que, por tu culpa o gracias a ti, jamás volveré a considerarla hogar.<br />
<br />
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlij6wC8_Ssd18YzYHY2CTcumVwARr6kXiNQPFqcbVlRjd3pyR7aLhttT2v8NExNbsO5fA2IptTrnKXVlYq3s2M6V0rlTlPPZcHhX3JeVeZbmBgJNEOaGAHgwxerSJoj-eb869Q0gekqSV/s1600/14309848_1794626150782636_1521776268_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="480" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjlij6wC8_Ssd18YzYHY2CTcumVwARr6kXiNQPFqcbVlRjd3pyR7aLhttT2v8NExNbsO5fA2IptTrnKXVlYq3s2M6V0rlTlPPZcHhX3JeVeZbmBgJNEOaGAHgwxerSJoj-eb869Q0gekqSV/s320/14309848_1794626150782636_1521776268_n.jpg" width="320" /></a></div>
<br />Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-6021385268134078732017-06-01T08:55:00.000-07:002017-06-01T09:03:16.287-07:00Tic tac<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit;">Tic tac. Tic tac. <span style="line-height: 18.4px;">Cada movimiento del segundero del viejo reloj de la mesilla suena como si una gota me cayera en la frente. Tic tac. Gota a gota, hasta atravesarme entero. Las cuatro y diez. Parece que lleve horas en esta cama, pero el tiempo no debe regirse por ninguna norma. Y esto es así noche tras noche, día tras día, minuto tras minuto. Da igual que sea lunes, domingo o viernes; se ha teñido todo de gris, cada día es igual al anterior, todo es monótono, nada es especial o simplemente diferente. Y llevo así toda mi vida, bueno, casi toda.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Me incorporo un poco y me apoyo en el
cabecero de la cama. Y lo veo. Allí está, mirándome desde el cuadro de nuestra
boda. Sonriendo y con la mirada brillante. Como siempre. Y a su lado un hombre
serio, observando a través del polvoriento cristal con sus ojos grises y
vacíos. Un hombre que, aunque no lo aparente, es feliz. Era feliz. Un hombre
que ahora mismo está sentado sobre su cama, dejándose cautivar por viejos
fantasmas del pasado. Un hombre que lo tuvo todo y que ahora no tiene nada. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Tic tac. Tic tac. Miro el reloj. Las
cuatro y trece. ¿Entendéis por qué digo que el tiempo juega con sus propias
reglas? Acabo de ver pasar cuarenta y seis años de mi vida y solo han pasado
tres minutos. Esta va a ser una larga noche… Otra larga noche.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Mi mente no puede evitar remover más
el pasado y mis ojos vuelven a vislumbrar las sombras de lo que fue mi
infancia. Y si digo sombras, es porque mi niñez fue lúgubre y oscura. Muy
oscura. Fue lo que me hizo ser lo que soy, lo que me dio tanta monotonía, lo
que me inculcó a no llamar la atención, lo que me hizo vivir en blanco y negro
por el miedo a que se preocuparan por mí. Y es que nunca fui querido. No fui
tratado de forma violenta por mis padres, pero tampoco recibí cariño.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Mi vida obligó a unirse a dos seres
predestinados a llevarse la contraria mutuamente. Y todo por un error en una
noche cálida de verano. La que futuramente sería mi madre- y cuando digo madre
digo “madre” y no un apelativo cariñoso como “mamá”- conoció a un “atractivo y
apuesto joven” que sería mi padre.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">La chispa surgió en un momento y la
noche acabaría en el desenfreno que los arruinaría. Bueno, la noche acabaría
dentro de nueve meses, conmigo recién nacido en los brazos. La noche acabaría
con el ceño fruncido de mi padre y los ojos tristes de mi madre. La noche
acabaría con sus vidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Tuvieron que aguantar miradas
afiladas y comentarios dañinos. Y, obviamente, pasaron por el altar, pero fue
la ceremonia más protocolaria y triste que ha existido nunca. Y te lo digo yo,
que estuve allí. No hubo invitados, sus voces temblaban al decir el “Sí,
quiero”, el banquete de boda fue la sopa que sobró del día anterior, la luna de
miel no llegó más allá de las tres calles que separaban la iglesia del viejo
apartamento donde convivían y la novia iba de luto por la muerte de su
libertad. Bienvenidos al principio del fin.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Porque no tardamos en darnos cuenta
de que mis padres no eran la pareja ideal. Y, aunque guardaban las apariencias,
no se podía ignorar la frontera que construyeron separando cada lado del
colchón, marcando territorio. Y aprendieron a sobrevivir y no a convivir, su
pareja era su mayor enemigo. Odiaban cada minuto que pasaba y su único consuelo
era recordar que un día más es un día menos. Solo la tregua que se daba cuando
mi padre salía a trabajar evitaba que todo esto volara por los aires.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Así fue mi niñez y así soy yo. Porque
cuando tus nanas de cuna son los gritos insultantes, las palabras cargadas de
odio e indiferencia lanzadas como cuchillos y los llantos rotos, decides pasar
desapercibido, intentar que no se tengan que preocupar por ti, eliges la
mediocridad como modo de vida. Y las cuatro paredes que te encierran, pero que
te liberan, empiezan a verte crecer y cambiar y comienzan a ser, prácticamente,
tu mundo. Porque salir de ella se plantea como un suicido, una misión casi
imposible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">En estas ocasiones, hay que buscar un
método de evadirte del mundo e intentar concentrarte en algo fuera de todo
esto, más que nada, para intentar que desaparezca y para que, por un momento,
puedas sentir que no hay problemas. Y yo encontré el mío.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Una noche, tras varias horas de
discusiones, me encerré en mi cuarto y cogí un folio, mejor dicho, una hoja de
un viejo cuaderno. Y un lápiz. Y surgió la magia. Mi mano comenzó a deslizarse
ágilmente por el papel, marcándolo con un suave trazo a cada paso que daba.
Pasaban los minutos y el lápiz apenas levantaba cabeza de aquella blanca
superficie. Un árbol. No era el mejor dibujo del mundo, pero no necesitaba que
lo fuera. No había ganado el don de dibujar, había conseguido la llave para
abrir la jaula y escapar de todo. Y eso es lo que me hacía falta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Y a ese árbol le siguió un perro. Un
atardecer. Mi habitación. Otro árbol, ahora desnudo por la llegada del
invierno. Una montaña nevada. Siempre en blanco y negro para solo romper la
pureza uniforme del blanco con la oscuro mina del lápiz. Raya a raya, trazo a
trazo, hasta completar el dibujo. Un pájaro. El huerto del vecino. El río del
pueblo. Observaba y dibujaba, esa era mi rutina. Y me gustaba.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Guardaba todos los dibujos escondidos
en un rincón de mi cuarto y no salía de casa sin tener en el bolsillo el lápiz
con el que dibujé mi primer árbol. No lo usaba para dibujar, pero era como mi
amuleto, lo que me enseñó a empezar a vivir. Pasaban los años y cada vez me
hacía más inmune a todo lo que tenía en casa. Creé una trinchera en mi cuarto,
me aislé en mi mundo y nadie podía sacarme de allí. Hasta que llegó el hecho
que cambió mi vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Llegó un compañero del trabajo de mi
padre y nos dijo la frase que cayó, palabra por palabra, rompiendo las paredes
de la jaula que rodeaba nuestra casa. “Tú padre ha muerto”. Tú padre. Muerto.
Mi padre. Muerto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">He de decir que mi madre apenas
lloró, por fin era libre, libre de esta condena que había durado diecisiete
años y un día. Pero nos enfrentábamos a problemas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Teníamos dinero como para que un
persona viviera holgada y cómoda, pero como para que dos vivieran con el agua
al cuello. Así que decidí- y digo decidí para no decir que mi madre me obligó-
irme a una gran granja donde buscaban jóvenes para trabajar a cambio de cobijo
y comida. Así que, con diecisiete años recién cumplidos, medio huérfano (o
huérfano total, para el caso) y ya estaba fuera de casa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Nunca he sido muy sociable, como ya
supondréis. Los pocos años que fui a la escuela no me llevaba mucho con nadie,
y en los momentos de descanso solía estar solo o pegado a un grupillo al que no
encajaba. Así que tenía miedo de perder la posibilidad de estar solo, miedo a
ser un estorbo. Miedo a perderme y no volver a encontrarme nunca más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Llegué a la granja junto a otras
siete personas, tres chicas y cuatro chicos. Y empezaron mis días plantando el
huerto, ordeñando vacas y despertándome al canto del gallo; y contra todo lo
que esperaba, formamos un grupo los ocho y todos los días, al acabar la
jornada, nos juntábamos para compartir historias. Y en ocasiones, uno de los
chicos sacaba una guitarra y despedíamos las últimas horas de sol con alegres
compases.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Además, había un árbol perfecto que
me permitía cobijarme bajo él para pasar mis largas horas dibujando en mi viejo
cuaderno, siempre con el primer lápiz en el bolsillo, como símbolo de que todo
podía ir bien, o, al menos, no ir mal. Que no es poco.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Día tras día, una de las jóvenes
pasaba junto al árbol y, tras el saludo de cortesía, me miraba de reojo
mientras se iba. Y yo la miraba. Día tras día. Hasta que en una ocasión, tras
el saludo, se quedó de pie junto a mí y me preguntó si se podía sentar. Me
entró miedo, ¿y si quería hablar? ¿Qué hago? Pero no. Se sentó a verme dibujar
sin decir ni una palabra. Sonreía cada vez que el lápiz rozaba el papel. Y
aunque me ponga nervioso al estar a solas con alguien, con ella no me
importaba.<br />
Quizás era porque comprendía mis silencios y todo lo que hablaban a gritos. O
porque me gustaba su sonrisa y todo lo que iluminaba. O porque simplemente me
gustaba ella y todo lo que me hacía sentir. Solo sé que esperaba esos momentos
con ganas. Con muchas ganas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Y realmente soy incapaz de recordar
cómo pasó, pero empecé a dibujar para ella, a arrimarme más en el cobijo de
debajo del árbol y a empezar a cogerla de la mano en nuestros paseos con olor a
hierba mojada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Realmente, no sé qué es lo que hice.
No lo sé. Jamás entenderé qué vio en mí. Ella era la que lo daba todo y yo solo
era el callado artista. Pero funcionó. Y eso… Eso se convirtió en el motivo por
el que empecé a creer que el pasado solo fue la razón por la que comencé a dibujar,
lo que me hizo enamorarla.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Veinticuatro años y proclamaba el
“Sí, quiero” frente a la chica más maravillosa del mundo. Y una lágrima me
recorría la mejilla mientras ella articulaba con sus finos labios el “sí”.
Porque ella quería estar toda la vida conmigo. Conmigo. Con un hombre a quien
le era más fácil hablar con dibujos que con palabras. Sentía que ella me daba
el privilegio de poder compartir cama y crear historias juntos. Y que nada de
lo que yo hiciera -nada- iba a poder agradecérselo lo suficiente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Dibujé nuestra casa, el coche con el
que íbamos hasta el mar, nuestras manos entrelazadas, la torre Eiffel que
siempre soñábamos con visitar. Toda nuestra vida juntos pasaba por mi cuaderno
de dibujo. Todo… menos un retrato suyo. Podría dibujar sus grandes ojos, su
pequeña boca y su alborotada melena; pero jamás podría captar el calor de su
mirada, el dulce de sus besos y las cosquillas que me hace su pelo en mi pecho.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Y no sabéis lo que me arrepentí de no
haberlo intentado siquiera. Aquel día que un coche viejo de segunda mano
arrancó su vida, todo se volvió en blanco y negro, como si fuera uno de los
dibujos que hacía de niño, cuando todo era gris. Bastaron solo cinco segundos
para destruir lo que habíamos construido durante décadas. Desde entonces mi
cuaderno quedó en blanco. En blanco porque ya no había un nosotros que pudiera
dibujar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Tic tac. Tic tac. Cada movimiento del
segundero del viejo reloj de la mesilla suena como si una gota me cayera en la
frente. Tic tac. Gota a gota, hasta atravesarme entero. Las cinco y diez.
Parece que lleve horas en esta cama, pero el tiempo no debe regirse por ninguna
norma. Y esto es así noche tras noche, día tras día, minuto tras minuto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Algo se mueve dentro de mí y me hace
latir más fuerte. Siento que algo ha cambiado y que, tras varios años de dejar
que acumulen polvo, tengo la necesidad de coger mi cuaderno y volver a sentir
el tacto de mi lápiz. No me acuerdo de por qué dejé de dibujar, y menos ahora
que es cuando más me puede ayudar. Cojo el lápiz,el lápiz con el que hice mi
primer dibujo, y, antes de empezar a romper la uniformidad de blanca de la
hoja, lo recuerdo. Este maldito temblor en mi mano derecha que no me permite
hacer una línea recta. Respiro hondo. Hoy no importa. No puedo posponerlo más.
Miro la foto de la boda y comienzo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgw87-vXqADgqALTLTE26fZm5g1PKL8wECPCfn20Br1VOIffDVKXEVJ0BmjvvGTqlj-Kur9UrsxTH1ACsk25dCCDicxTNlhZ-WlOAXhjV7Bc_jwzWoND1pkLsaFo16oR4xVqEi0JvA92nMh/s1600/tumblr_o2x9gxutWr1s1moyno1_500.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><span style="font-family: inherit;"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgw87-vXqADgqALTLTE26fZm5g1PKL8wECPCfn20Br1VOIffDVKXEVJ0BmjvvGTqlj-Kur9UrsxTH1ACsk25dCCDicxTNlhZ-WlOAXhjV7Bc_jwzWoND1pkLsaFo16oR4xVqEi0JvA92nMh/s400/tumblr_o2x9gxutWr1s1moyno1_500.jpg" width="266" /></span></a><span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Pero es imposible. Ninguna pestaña ha
quedado recta. Su pelo liso ha tomado un ondulado que jamás he visto en ella.
Sus ojos vibran nerviosos y su sonrisa no se muestra tan segura con tantas
curvas. Una lágrima camina por mi rostro, hace un surco que me quema a su paso,
y cae por mi barbilla y muere al chocar contra el dibujo. Duele saber que por
este maldito temblor, el único retrato que le he hecho no… No sea ella de
verdad. Si hubiera sabido esto, le habría hecho un retrato cada noche, cuando
su respiración tranquila que tenía al dormir me decía que no había nada por lo
que tener miedo. Cómo he podido ser tan tonto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">De repente, un ruido ensordecedor
desgarra el silencio y una luz cegadora aparece en el techo de la habitación,
creando una puerta hacia un camino en el que no se vislumbra final. Y de esa
puerta, se asoma mi mujer. Rápidamente escondo el dibujo, no se merece tal
desperdicio, es demasiado poco. Pero ella sonríe como solo ella puede, y me
tiende una mano. La mano con la que amasaba el pan, con la que ponía música en
las frías tardes de invierno, con la que me ofrecía un caramelo al salir del
trabajo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;">Me elevo hacia ella, sintiéndome
libre y ligero, muy ligero. Y, aunque la tentación es muy fuerte, no me giro;
porque ya sé lo que voy a ver. Mi cuerpo vacío, recostado en la cama, con un
cuaderno y un lápiz entre las manos. Pero no me importa. Lo dejaría todo por
seguirla. Y ahora me dirijo a un nuevo sitio con ella. Un sitio en el que los
“para siempre” realmente no mueren nunca. Un sitio en el que mi cuaderno de
dibujar tiene infinitas páginas.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: inherit; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 6.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-33951099432511023672016-12-20T07:36:00.001-08:002017-09-06T14:33:14.774-07:00HecatombeLlovía dentro, así que abrí mi paraguas y eché a volar. Eché a volar como solo Mary Poppins me había enseñado. Yo solo con mi voz rota como banda sonora. Trataba de alcanzar la luna como lo hacía cuando creía que el cielo estaba en tus ojos, solo que esta vez no me dio para coger un billete de vuelta, porque mis sueños estaban rotos y yo tenía demasiados cortes en las manos como para pincharme contigo otra vez.<br />
<br />
Huía. No quiero mentirte, huía. Huía de mi necesidad de ti, intentando olvidar que no te olvidaba. Huía de tu libertad, que tan prisionero me hizo. Huía del rastro que dejabas, de tu olor, del eco de tu risa que aún retumbaba en las vacías paredes de mi corazón. Y sin saberlo huía de la decisión de culparte de todo lo que yo no supe afrontar cuando me golpeo en la cara.<br />
<br />
Porque, ¿sabes qué?, dejé de escribir. Y no digo de escribirte a ti, digo de escribir a secas. Rompí folios y folios buscando la palabra que se me había atragantado en la vida, tratando de encontrar la metáfora que escondía aquello que había perdido y aquello que no me atrevía a encontrar. Y lancé mil aviones de papel con las pocas ilusiones que me quedaban, esperando que aterrizaran sanas y salvas lejos de la hecatombe futura que llevaba días anunciando. ¿Sabes qué? Dejé de escribir, porque cuando la persona que me enseñó a conjugar el verbo amar decidió desaparecer, eran mis palabras las únicas que volvían a ella una y otra vez. Una y otra vez. Y el blanco no merece ser manchado así.<br />
<br />
Fracasé, no te lo niego. Fracasé estrepitosamente. Fracasé porque te culpé de todo. Quizá de mucho más de lo que te merecías. Pero no me culpes tú a mí, al fin y al cabo <span style="background-color: white;">eres la que hizo que me quedara debiendo tantos besos.</span> Eres la que no paraba de decirme "Te quiero" en lugar de quererme. Eres la que no supo entender lo que es dormir con un mundo entero a tu lado, ni lo que ocurriría si lo sacaras de su órbita. Eres la guerra que aguanté perdiendo mucho más de lo que podría haber ganado. La guerra en la que no fui ni héroe, ni mártir. Ni siquiera superviviente.<br />
<br />
Porque, ¿sabes qué?, dejé de escribir. Y eso es lo último que se supo antes del incendio.<br />
<br />
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-41279019083802578892016-10-19T08:22:00.000-07:002016-10-19T08:22:04.551-07:00Pedazos<div dir="ltr">
Podría mentirte y decir que es casualidad. Podría hacerlo. Convencerte de que este jueves ha sido mucho azar y pocas intenciones. Podría llenarme la boca de adjetivos positivos y de un nueva vida que me queda demasiado grande. De flores que nunca llegaron y de canciones que nunca se bailaron. Hacerte creer que no estoy rota en trozos más pequeños que las pestañas que caían sobre tu pecho y que estos últimos meses han curado tanto como años de sol sobre mi piel lisa. Podría. Pero después tendría que mirarte a los ojos y ver reflejado mi negro sobre tu verde. Y tendría que rendirme a la verdad.</div>
<div dir="ltr">
<br />
He decidido entrar descalza, pisando las hojas secas de nuestro último otoño, escuchando como se rompen bajo mis pies en un crujido que recuerda a nuestro último abrazo. He pisado el suelo de baldosas sintiendo el frío mientras comprobaba los apuntes sobre mi paso por el invierno. Pero nada me avisaba del hielo que desprenden ahora tus manos. Hielo que me hace imposible sostenerme a ti mientras nos destroza el huracán. Hielo que sabe a resacas, a primeros lunes, a sábados sin ti.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
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Pero vengo yo aquí, a iniciar una revolución con Les Miserables en mi cabeza y mi miedo como trinchera. Haciendo injusticia intentando que abras tus puertas después de todo el destrozo que hicieron mis ejércitos. Será que me he vuelto loca del todo, no sé. O que se me da bien eso de luchar por causas perdidas. O quizás es que echo de menos amar sin restricciones. </div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Ya estoy harta de rendirme ante tus labios, de ser incapaz de romper nuestras fotos, de que echar de menos tienda a infinito. Así que aquí me tienes, de puntillas y con todos tus para siempre de bandera blanca; esperando a que unas todos mis pedazos...</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
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O acabes con ellos para siempre.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-49858862476642086472016-09-19T03:32:00.000-07:002016-09-19T10:50:37.468-07:00Tu relieve<div dir="ltr">
He decidido que quiero caer muerto en algún lugar entre tu esternón y tu garganta, calmarme y descansar en tu clavícula hasta que tu aliento me ayude a levantarme. Recorrer toda tu columna vertebral, poco a poco, para conocer cada curva y cada recoveco y decidir en cuál de tus lunares quiero que aterrice mi astronauta. Que para volver tenga que hacer transbordo en tu cama de sábanas desordenadas y pies fríos y tumbarme a ver las auroras de tus ojos mientras me enredas con el negro de tu pelo.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
He decidido que quiero que cada lágrima tuya surque mi pecho como si fuera un pequeño río y que cada vez que el agua empiece a caer gota a gota, huelas como la primera lluvia en el asfalto seco. Entonces te cogeré la mano, te abrazaré hasta que el temporal nos dé tregua y me rendiré contigo si te tiemblan las rodillas. </div>
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<br /></div>
<div dir="ltr">
He decidido que quiero romper las fronteras y unir territorios. Volvernos tierra de nadie y ser libres en la inmensidad del blanco del roce de tus dedos. Quitarte toda bandera y componer un himno para bailar hasta que decidamos que se pone el sol. Y al caer la noche, buscarnos como refugio para que el frío no forme parte del nosotros. </div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
He decido que quiero. Sin añadidos, sin cláusulas. </div>
<div dir="ltr">
<br />
Porque has decidido que quieres ser las siete maravillas de esta mundo pero con la mirada más bonita de toda la galaxia. </div>
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<br /></div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-51324179904433938052016-05-01T09:01:00.001-07:002016-05-01T09:01:27.254-07:00Si eso no era arte.<div dir="ltr">
Y no lo entiendo. Realmente no lo entiendo. No tenía una melena rubia larga y suave, ni un brillante pelo negro, ni llevaba el peinado a la última moda. No tenía piernas delgadas e interminables, ni unos taconazos que la hacían tener imagen de inaccesible. No vestía ajustado para realzarse las curvas; es más, probablemente ni tenía grandes curvas.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Pero era algo en su mirada que me hizo sentir que me miraba directo y profundo. Era algo en su manera de andar que hacía que respirara a su compás, siguiendo siempre cada pequeño movimiento que percibía . No era su rostro, eran sus pecas, las cuales quería unir punto a punto para descubrir qué esconde. </div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
No era porque fuera perfecta, era por lo caóticamente imperfecta que parecía ser y por todo lo que quería acabar descubriendo cada vez que la miraba. Y, Dios, si eso no era arte, que me expliquen por qué me hace sentir tanto.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-16489320401419671162016-04-07T08:07:00.003-07:002016-04-07T08:35:44.504-07:00Prometiste.<div dir="ltr">
Prometiste que siempre iríamos en pareja. Lo hiciste, ahora no me mientas. Prometiste que pasase lo que pasase estarías allí y que no se entendería al uno sin el otro y así había ido desde que tuve memoria. ¿Por qué tuviste que irte después de tanto tiempo? Jamás pensé que eras de los podías romper tu promesa.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Fue en una de esas tormentas de las muchas que tenemos, cuando todo alrededor nos da vueltas y hasta nos sentimos húmedos por dentro, cuando realmente más separados estamos. Y sé que hemos tenido una vida fácil; hemos sido pisoteados, nos hemos roto varias veces e incluso nos hemos encerrado sin tener a nadie más que a nosotros; pero si te digo la verdad, era cuando saliamos de esas tormentas, cuando todo paraba y volvíamos a estar juntos, el momento en el que más feliz me sentía. Y aunque al principio las temía, dejé de tener miedo cuando veía la calma que llegaba después. Lo que no pensé es que tras una de esas tormentas tu ya no volverías a mi lado.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
No sabes lo duro que es quedarse sin tu mitad, lo duro que es tener la certeza de que solo no valgo y creo que la gente de mi alrededor me ha apartado esperando que algún día aparezcas y me completes como solo tú puedes hacerlo... Pero cada día la esperanza es menor y poco me queda para tirar la toalla.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Prometiste que siempre iríamos en pareja. Y mentiste. Y no hay historia más triste que la mía... La de un calcetín a la que su pareja le ha abandonado.<br />
<br /></div>
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<br /></div>
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<div dir="ltr">
<br /></div>
Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-41289897483800600052016-02-24T05:33:00.000-08:002016-02-25T01:38:54.215-08:00Fin.<div dir="ltr">
-¿Por qué suenas a despedida? -Susurré, mientras sentía que
mi alma caía de rodillas- ¿Por qué suenas... a despedida? -Grité como si
me ardieran los pulmones.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Te quedaste sorprendido, mirándome con los ojos muy
abiertos y con los puños muy cerrados, intentando que el mar azul de tus
ojos no se desparramase por tus mejillas. Hubo silencio. No sé si
fueron dos segundos o dos horas, pero a mí se me hicieron como dos
vidas. Tamborileabas con los dedos, nervioso, intentando buscar una
respuesta correcta. Y fue ahí donde vi que tu respuesta correcta no
existía y que, tal vez, nunca podría llegar a existir. </div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
-Quizás...-dudaste, dudaste como no te he visto dudar nunca por nada- Quizás porque, aunque no estoy seguro, creo que lo es.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Una chispa me recorrió toda la columna vertebral y explotó
en mi cabeza. Será por eso que me sentía en ruinas. Me atreví a mirarte
los ojos por primera vez. Juraría que había bruma en tu mirada... Y pude
entender que sentías esto tanto como lo sentía yo. </div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Nos abrazamos y traté de acompasar nuestros latidos, pero
íbamos a ritmos distintos; tan distintos que nunca habría dicho que
llegamos a ser un solo corazón. Mientras sentía tu abrazo en oleadas de
frío y calor, traté de hacer lo que tantas veces había hecho antes. Me
asomé, miré dentro de ti. Y vi el caos y entendí lo que querían decir
los infinitos. Quise luchar, pero a la vez quise que fuéramos felices y
cada vez las dos opciones estaban a polos más opuestos.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Di media vuelta y di un paso y luego di otro. Pero el tercero se me atragantó. Sentía que algo dentro de mí se tropezaba y se caía por las escaleras. Esperé otras dos vidas a que me dijeras "Quédate.", y mi mano aún tenía esperanza en que la cogieras con fuerza. Noté que se te atragantaba algo en la garganta y decidiste que hablara el silencio. </div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Al mismo tiempo, di el tercer paso y tú dijiste un tímido adiós. Cinco letras que encerraban cinco sentidos vividos juntos y un final que nunca pensé que llegaría. </div>
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<br /></div>
<div dir="ltr">
Nos fuimos cada uno por su lado; pero, como cuando nos separábamos hace apenas dos días, nos giramos durante un instante . Pero en vez de cruzar miradas y sonreír, no nos atrevimos ni a mirarnos a la cara. Y allí dejamos, en tierra de nadie, una eternidad juntos, madrugadas en vela, tres frases mal dichas y una parte de nosotros que nunca volverá a casa. </div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Y ahora ando aquí, buscando lo que tú te llevaste de mí; con un verso en la punta de la lengua y muriéndome de ganas de decirte que te voy a echar de menos. Pero con la real convicción de que hacemos lo mejor poniendo este punto final. A nuestra historia perfecta. A nuestra historia. Y a nosotros sin más.</div>
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<br /></div>
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<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div dir="ltr">
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-67647448715637983422015-12-15T06:44:00.002-08:002015-12-15T09:30:10.576-08:00Nada. Nunca. Ninguna persona. Ningún lugar.Olía a café. Y a libros viejos. Y a cuadros abstractos. Y a la música del saxofón de mi padre. Pero se paró el reloj y todo se rompió en pedazos. Nada. Nunca. Ninguna persona. Ningún lugar. Solo vacío; un vacío que lo llena todo.<br />
<br />
Tablones de madera, papel de pared desgastado, humedades en el techo. Todo cubierto por un par de capas de silencio; oscuras y espesas capas de silencio, sin escalas ni degradados. Ni luz en la ventana, ni reflejo en el espejo, ni vistas por el balcón. Solo libros en blanco, tirados, amontonados, sin ni siquiera un caos que lo rija.<br />
<br />
Crucigramas medio llenos y botellas medio vacías. Sin mí. Sin ti. Sin él ni ella. Y mucho menos sin nosotros. Sin ojos grises, manos cálidas y mejillas rosadas. Ni la esperanza de encontrar tierra firme donde poder buscar un tesoro. A lo mejor tú tenías razón. A lo peor yo la tenía. O puede que los dos nos equivocáramos.<br />
<br />
No hay tiempo para improvisar, ni normas que digan que no, ni razones para decir que sí. Sin sueños para dormir, ni razones para levantarse. No existe el dolor, ni el placer, ni el miedo, ni la pasión. No hay gritos. No hay gemidos. No hay susurros. Nada. Nunca. Ninguna persona. Ningún lugar.<br />
<br />
Monotonía. Rutina. Líneas rectas. Sin inicio. Sin fin. Sin subidas. Sin bajadas. Grises y recuerdos. Ganas de llorar. Fantasmas de personas que quizás nunca existieron. Y soledad, eternos inviernos de fría soledad. Intentando llenar hojas en blanco con palabras agudas, vidas llanas y tristezas esdrújulas; pero sin tener nada a lo que poner acento. No hay introducción, no hay nudo, no hay desenlance. Sin finales felices. Sin "había una vez"... Quizás es que esa vez no había. Quizás es que nunca hubo.<br />
<br />
Abro los ojos. No me veo. No te veo. Nos nos veo.<br />
<br />
Y pienso que ya no merece la pena volver a mirar. Nada. Nunca. Ninguna persona. Ningún lugar.<br />
<br />
<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuZsPVl22M1SgDglQ6KjydlQNXUP40dU4k9UrwVr2hkmXLi67W69qAvNrZEoqDGANlhkMitRpsJS12PbgDmunWAqGFmpBvf0tbcz6ARhMwEk3n6q7dnPTnYGLvYH3ZRKXSi8sJ2TOZplu1/s1600/bed-clothes-girl-loft-messy-room-Favim.com-580981.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="267" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuZsPVl22M1SgDglQ6KjydlQNXUP40dU4k9UrwVr2hkmXLi67W69qAvNrZEoqDGANlhkMitRpsJS12PbgDmunWAqGFmpBvf0tbcz6ARhMwEk3n6q7dnPTnYGLvYH3ZRKXSi8sJ2TOZplu1/s400/bed-clothes-girl-loft-messy-room-Favim.com-580981.jpg" width="400" /></a></div>
<br />Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-91248440723666640762015-11-25T05:35:00.000-08:002015-11-25T05:35:37.605-08:00La caja de música<div dir="ltr">
Le consideraban una mujer fuerte. Y digo mujer porque, aunque tuviera dieciocho años, si te perdías en la inmensidad de sus ojos grises, podrías llegar a comprender un poco la bruma que esconde todos sus sentimientos más ocultos y es que sus ojos gritaban experiencia y dolor, y notabas que esa bruma había sido bañada por el mar en muchas ocasiones. Y digo fuerte porque, detrás de todos los grises y toda la bruma, brillaba una sonrisa que hacía como de faro dentro de la tormenta.</div>
<div dir="ltr">
Echaba de menos su pelo largo con el que se hacía una trenza, pero había encontrado la manera de verse guapa en el espejo con el pelo corto que le iba creciendo. Echaba de menos salir a correr, pero había sabido descubrir mundos infinitos en los libros e incluso se había atrevido a crear ella misma alguno. Había sabido acostumbrarse, e incluso conseguir ver de forma positiva, casi todos los cambios que le había traído la vida. Todos menos uno.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Su familia y sus amigos estaban alucinados. Después de ver como ella tuvo que luchar contra viento y marea, de ver como esa larga melena rubia cayó de golpe de la noche a la mañana, de verla llena de tubos y máquinas con pitidos extraños y confusos; no podían creer que siga sonriendo y con esas ganas de comerse el mundo. Y es que ellos, aunque no esté bien decirlo, siempre tuvieron el presentimiento de que no podrían volver a compartir un café y una charla juntos. Pero hay veces que el quiero le gana la guerra al puedo... Y el cáncer no sale victorioso.</div>
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Pero, aunque diera la sensación de que todo iba bien y que había esquivado todo daño grave, algo le había golpeado en el pecho y, como secuela, a ratos se quedaba sin respiración y con ganas de llorar. Solía esperar a que toda la casa estuviera calmada y se oyera la respiración tranquila de sus padres durmiendo. Entonces sacaba la pequeña cajita, se sentaba en la cama y respiraba hondo. Nada más la abría, escuchaba las primeras notas y veía a la pequeña bailarina dando vueltas, le salía alguna lágrima. Entonces se veía en el espejo que había en el reverso de la tapa, cerraba los ojos y se imaginaba con su antiguo traje de ballet dando mil y una piruetas. Después se veía en el teatro de su pueblo enseñando como podía derrochar sentimiento con cada delicado movimiento de su cuerpo. Y siempre acababa el sueño en un escenario enorme ante cientos, quizás miles, de personas flotando por encima de la ovación del público. Cuando el aplauso terminaba, volvía a abrir los ojos y lo único que veía era el agua que caía por sus mejillas y que moría en su barbilla.</div>
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Acababa la noche mirando hacía arriba y recordando el momento en el que su abuela le regaló la caja de música una tarde después de un ensayo de ballet. Entonces susurraba: "Lo siento, abuela. No lo he conseguido" y esperaba que ella le diera un poco de fuerza para no seguir clavándose los pedazos de su sueño roto justo en el centro de su alma.</div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-56052217400175981822015-11-15T00:45:00.000-08:002015-11-15T00:45:31.721-08:00París <div dir="ltr">
Por fin llegó el día. Te vestiste con el vestido azul de tirantes que te regalé por tu cumpleaños. "Eres preciosa". Ya lo sabía desde el momento en el que te vi y me aseguré de ello en el momento en el que te vi con mi sudadera enorme y el moño de andar por casa; pero al ver como se ajustaba el vestido a tu cadera y como te sentaba la espalda descubierta tuve que exclamarlo. "Eres preciosa". Me sonreías mientras me pegabas un puñetazo cariñoso en el hombro. "No seas tonto" respondiste mientras entrabas en el ascensor de ese hotel. Sabía que nunca lo aceptarías, pero estaba seguro de que tenía cogida de la mano a la mejor mujer del mundo... Puede que no fueras la mujer más hermosa del mundo, ni la más lista, ni la más alta quizás... Pero eras quien conseguía que dejará de estar de morros con solo unas palabrejas, eras quien me animaba a luchar por todo ello por lo que había soñado desde hacía tanto, eras quien daba los besos que más me gustaban, eras la que conseguiste hacerme creer que la magia había creado una mujer a mi medida y me la había regalado... Eras mi razón de ser, de existir y de todo. Y cada minuto que sentía tú piel con la mía, el sentimiento se hacía más y más fuerte.</div>
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Salimos la calle en una maravillosa noche de noviembre, y diste una vuelta sobre ti misma mirando a todo lo de tu alrededor. Sonreías tanto y tan bonito... "No me puedo creer que por fin hayamos podido viajar a París" suspiraste al viento antes de darme uno de tus besos. Dimos un paseo aprovechando que era de noche. Mirábamos a las preciosas luces que brillaban como estrellas en el cielo... aunque ninguna daba más luz que tus ojos llenos de ilusión. Llegamos a la Torre Eiffel y la observamos en silencio. Te abracé por detrás y dijiste que era preciosa. "Pues estoy seguro que hoy brilla por ti" te respondí mientras te apretaba entre mis brazos. "Tonto" , repetirte, y como solía ser costumbre tras decir esa palabra, me besaste como solo tú sabías. </div>
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Acabamos el paseo en un pequeño y precioso restaurante lleno de cristaleras donde veíamos la actividad de toda la ciudad, el ir y venir de la gente. Pedimos cada uno nuestros platos y disfrutamos robándonos la comida y picoteando del otro mientras hablábamos sobre el plan que realizaríamos ese fin de semana: subir hasta lo alto de la Torre Eiffel, colgar nuestro candado en el puente de los enamorados, callejear hasta perdernos... Vamos, lo que sería el típico plan de turista. Lo que hace todo el mundo pero contigo, lo que lo haría único y especial. </div>
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Pedimos los postres y, mirándonos a los ojos, pusimos los dos al centro y compartimos nuestra gran pasión juntos. Nos dimos besos con sabor a chocolate, besos con sabor a caramelo, besos con sabor a nata... Y para cerrar la cena, descorchamos una botella de champán y brindamos por nosotros, por estar en París y por ser felices. Metí la mano en el bolsillo del pantalón y me aclaré la garganta. Dije tu nombre y justo cuando iba a empezar a actuar, un grito rompió el ambiente y nos hizo girar la cabeza a todos.</div>
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Los siguientes segundos ocurrieron en cámara lenta. Vi como entró en el restaurante un hombre con un arma entre las manos. Vi la cara de sorpresa en la cara de la gente de las mesas de al lado. Vi tus ojos empañados y rotos, no sabiendo encajar la situación. El hombre gritó algo que no supe entender y entonces abrió fuego. Vi como una de las balas tomaba una trayectoria fatal y como tu vestido azul se teñía de rojo rápidamente. Grité como nunca antes había gritado en mi vida antes de que una de las siguientes balas me alcanzara, pero entonces yo no sentí nada, todo mi dolor estaba en tus ojos grises e inertes. Sé que caí en redondo y que mi mano salió del bolsillo de mi pantalón. Pude oír durante mis últimos segundos de vida como la pequeña caja que tenía en mi mano caía a mi lado y se abría y el anillo que había dentro se rompía haciendo un ruido que para mí era más ensordecedor que cualquier otro ruido. Un ruido que destrozó en mi cabeza la idea de verme arrodillado en medio del restaurante mientras tú llorabas. Un ruido que destrozó en mi cabeza la idea de verme formando contigo la familia que siempre había soñado.</div>
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Y durante mi último segundo de vida recé para que al abrir los ojos estuvieras tú con tu vestido azul diciéndome "Sí quiero".</div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-19077337135220855452015-11-12T06:14:00.000-08:002015-11-12T06:14:10.698-08:00No sabía<div dir="ltr">
No sabía que la soledad amargara el café, que el silencio cortara la leche.<br />
No sabía que esta cama era tan grande, que las cuatro de la mañana existían sin tus besos.<br />
No sabía que el espacio que mis dedos recorrían entre los lunares de tu espalda llegarían a convertirse en años luz.<br />
No sabía lo que significaba nuestra canción hasta que las notas me ahogaron al dejarme sin aire.<br />
No sabía que tu "Para siempre" iba con fecha de caducidad.<br />
No sabía que tenía que tomarte en pequeñas dosis para que no me sentaras mal.<br />
No sabía la gran mentira que era eso de "Lo bueno, si breve, dos veces bueno".<br />
No sabía que necesitaba respirar tus suspiros, que el compás de tus andares marcaba el ritmo de mi corazón.<br />
No sabía lo que arriesgaba ni lo que perdí cuando la vida me dijo "Lo sentimos, inténtelo otra vez".<br />
No sabía que en este caos no hubiera ni un poquito de orden.<br />
No sabía que llovería tanto, que la lluvia se volvería granizo, que el granizo rompería mi paraguas.<br />
No sabía que me costaría tanto recoger este desorden ni que tendría que hacerlo solo.<br />
No sabía que, después de nuestra tormenta, doliera tanto la calma.<br />
No sabía que los dos puntos que ponías tras mi nombre al inicio de tus cartas no se hayan colocado detrás de este punto para volverlo suspensivo...<br />
No sabía que tú querías hacerlo punto final.<br />
No sabía que me tocaría volver a caminar solo.</div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-34580332593675867922015-09-17T05:25:00.002-07:002015-09-17T05:25:52.456-07:00EncogidosViven encogidos. Pequeños. De espaldas. Como si fuesen frío. Como si fuesen hielo. Parece que los años les han hecho pesar más. Parece que los años son culpables. Parece que los años les han cortado las alas a su sueño. Saben que les falta algo pero intentan disimularlo. Fingen que no saben que han sabido. Fingen que han olvidado que algún día aprendieron. Fingen que no buscan lo que algún día encontraron. Se enconden tras una máscara de amores de plástico. Una máscara de amores de menos de cien besos. Una máscara de amores que juegan a no ser nada. Pero de repente, el juego se vuelve demasiado serio y la máscara se rompe. Se les ve llorar. Lloran el uno por el otro. Lloran por todo el tiempo feliz que han tirado a la basura. lloran por el desierto sin oasis que parece eterno. Quizás es que intentan entenderlo. Quizás es que no entienden el intentarlo.<br />
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Por la noche se hace más presente. Por la noche se nota más. Cuando se tumban cada uno en su fría cama y no tiene a nadie a quien abrazar. Y no hay beso de buenas noches. Ni siquiera hay un buenas antes de la palabra noche, y cada día es igual que el anterior. Entonces algo pequeño nace en su interior; dentro de cada uno. Dos pequeños niños que vuelan en la noche esquivando las estrellas. Dos pequeños niños que vuelan para encontrarse. Dejan atrás los cuerpos pesados y se ponen frente a frente. Entonces, alzan la mano e intentan tocarse; pero cuando sus palmas están a escasos milímetros, los cuerpos pesados empiezan a sentir un dolor profundo. Abren la caja de recuerdos y se autodestruyen intentando convencerse de que lo que hacen es lo mejor. Y a los dos niños les toca volver a sus jaulas pesadas. Llorando porque sueñan con vivir esquivando las estrellas para siempre. Llorando porque saben que cada noche son más pequeños. Llorando porque saben que no les falta mucho para desaparecer para siempre dentro de ese cuerpo pesado. Y sobre todo, llorando porque saben que nunca jamás lograrán volver a tocarse.<br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjshN8woyGne3Z9ecKyaZY36ZSFk3k4OI0C6F02maW3jRR3uZA_Ety_4iLw995dQ1NbPq1s_fBqLo-sHsbyKmRMBxfJNBvMHDhP6_eOmKFyHTgPMVFH0mTA7j1KkItghL2LPxrg2TFQ9m53/s1600/r.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="231" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjshN8woyGne3Z9ecKyaZY36ZSFk3k4OI0C6F02maW3jRR3uZA_Ety_4iLw995dQ1NbPq1s_fBqLo-sHsbyKmRMBxfJNBvMHDhP6_eOmKFyHTgPMVFH0mTA7j1KkItghL2LPxrg2TFQ9m53/s400/r.jpg" width="400" /></a></div>
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<br />Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-76680156909256310742015-08-15T12:44:00.001-07:002015-08-17T12:30:06.859-07:00La chica del columpio<div dir="ltr">
"Ocurre todas las tardes. Ella sale y ocupa el asiento del viejo columpio del jardín. Se sienta y baja la cabeza, haciendo que su largo pelo negro tape la mitad de su cara. Creo que cierra los ojos. Y puede que hasta se le escape alguna lágrima de vez en cuando.</div>
<div dir="ltr">
Nunca se mueve. No balancea el columpio. No levanta la cara. Casi ni se la ve respirar. Y ahí pasa las horas; sentada, sola, triste. Día tras día, semana tras semana, mes tras mes.</div>
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Y da igual que llueva; se moja y se puede ver como las gotas resbalan por toda ella mientras que parece que para ella no existe esa lluvia. Por mucho calor que haga, el sol solo hace que su pelo negro brille con fuerza. Y el viento solo le revuelve el pelo. Ella no mueve un músculo. Ella sigue allí; sentada, sola, triste."</div>
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Me callo y miro al suelo hasta que una voz me hace volver a la realidad. "¿Tú la sueles ver?". Suspiro. "Cada vez que cierro los ojos". Hay un silencio. Un fuerte silencio... Hasta que la voz lo rompe. "¿Y por qué crees que eso pasa? ¿Por qué crees que ella está en el columpio?". Espero un minuto, levanto la mirada y empiezo a hablar, casi de manera automática.</div>
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"Quizás porque ella se fue de repente. Quizás porque ha entendido todo lo que dejó atrás el día que decidió marcharse. Quizás porque no encuentra una persona que la quiera tanto como el chico que tuvo antes... Quizás porque ha olvidado cómo ser feliz".</div>
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Una lágrima me recorre la cara. Puedo sentirla. Y quema. Quema por el recorrido que hace en mi cara. La voz vuelve a hablar. "¿No puede ser que en realidad esa chica no es la que está sentada, sola, triste? ¿Puede ser que sea otra persona? ¿Puede ser que...?"</div>
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"¿Que esa persona sea yo?", interrumpo, "¿Que la persona a la que ha abandonado esa chica sea yo?". Sonrío con un gesto roto y miro a los ojos a la persona que me habla. "¿Por qué crees que estoy hablando con un psicólogo sino?"</div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-50405839533953231862015-08-07T03:44:00.000-07:002015-08-07T03:44:00.943-07:00La tercera taza<div dir="ltr">
Todavía me quedo mirando como un tonto a las tres tazas del desayuno. Lo hago mientras remuevo mi café con la cucharilla y pienso en el día que tengo que empezar. Y entonces recuerdo todo lo que hemos vivido y lo que significan para mí estás tres simples tazas.</div>
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Fue el día de nuestra boda cuando recibimos una caja que dentro tenía tres tazas. En una, ponía la inicial de mi nombre, en otra, la inicial del nombre de mi esposa y en la última, en la que estaba en medio, ponía el símbolo "&" como queriendo simbolizar nuestra unión. No sé por qué, pero me encantaron esas tazas y las coloqué en un estante de la cocina donde se podían ver perfectamente. Cada mañana yo usaba mi taza para tomar mi café solo y ella usaba la suya para tomar su café con leche. Y allí se quedaba la tercera taza, sola, sin usar, observando como desayunábamos día tras día.</div>
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Fue pasando el tiempo y unos pocos años después una pequeña personita empezó a gatear entre los pasillos del piso. Recuerdo lo felices que éramos con las tardes de parque en familia y viendo los dibujillos animados que a la pequeña le encantaban. Pero un día eso cambió. Pero un día todo cambió.</div>
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A mi mujer la despidieron de su trabajo. Nos vimos muy apurados hasta que ella encontró otro trabajo. Y aunque pensamos que volveríamos a ser tan felices como antes, nos dimos cuenta que estar faltos de dinero no era lo peor que podría pasarnos. Y es que nos pasó algo peor... Y es que pensábamos que de lo que andamos faltos era de amor.</div>
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Mi mujer trabajaba hasta tarde en un trabajo que no le gustaba. Echaba de menos su anterior empleo y llegaba a casa cansada y generalmente de mal humor. Empezaron las tensiones. Discutíamos cada dos por tres. Nos gritábamos, nos decíamos palabras que nos hacían mas daño que cualquier bala, nos atacábamos con silencios eternos. Dividimos la cama en dos, pusimos una frontera entre nosotros. Deje de llevarle la taza de café a la cama. Empecé a temer lo peor y cada vez los días eran más largos. Llegue a creer que estaba casado con una completa desconocida.</div>
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Me di cuenta de que me olvidé de lo más importante. Una mañana más, una mañana gris como todas las mañanas desde hacía años, estaba preparándome mi café y noté que algo tiraba de la manga de mi pijama... "Papá." dijo una voz bajita y llena de sueño "Siempre me ha gustado esa taza, y ya que soy mayor, ¿puedo tocar mi cola-cao ahí?" dijo señalando la taza con el símbolo de & "Mamá siempre desayuna en la taza con la letra A y tú siempre con la que tiene la letra E, ¿puedo empezar a usar yo la taza de la letra rara?". Algo se encendió en mi cabeza y tras prepararle el desayuno a mi hija fui a mi cuarto, a nuestro cuarto, con una taza de café con leche y una conversación pendiente.</div>
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Y aquí estamos un tiempo después. No puedo decir que seamos felices como antes, pero he de decir que lo estamos intentando. Desde esa mañana ambos nos dimos cuenta que, al igual que a las dos tazas con nuestras iniciales les unía la taza con el símbolo de &, nosotros ahora teníamos algo que nos unía y por lo que merecía la pena luchar e intentar seguir adelante. </div>
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Empezamos a esforzarnos y a darnos cuenta de que en este tema que es el amor importa mucho sacrificarnos por el otro. </div>
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Y así es como la tercera taza consiguió salvarnos. Puede pareceros una auténtica tontería, pero cada mañana veo la taza con la & y sonrío al pensar que no estamos tan lejos de ser felices.</div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-46570142416469719262015-07-31T15:07:00.000-07:002015-07-31T15:22:09.628-07:00Fuegos artificiales<div dir="ltr">
Me contaron que hay personas que son como fuegos artificiales. No todos, pero sí unos cuantos. Suben rápido y de forma muy sonora frente a un montón de personas que les observamos con asombro y con mucha expectación. No se les ve mucho en un principio, pero sabemos que están ahí, preparándose, creciendo, unos subiendo más alto, otros más bajo. Después desaparecen durante un breve instante. No es demasiado tiempo, pero es el suficiente como para que dentro de nosotros se cree la tensión y las ganas de saber qué pasará aunque ya lo sepamos. Total, siempre pasa lo mismo...</div>
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Y de repente explota, creando miles de luces y un ruido que rompe el silencio de una manera desgarradora, como si fuera el último grito de ayuda, como si fuera el canto de un cisne. </div>
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Y cae. Empieza a caer. Sin control. Sin luces. Sin sonido. Sin nada. Y ninguno nos fijamos en las cenizas inertes que se posan en el suelo porque antes de que nos demos cuenta habrá otra pequeña luz que empieza a subir y que sin duda correrá la misma suerte que la anterior luz; pero no le importará a nadie, porque al fin y al cabo para eso están los fuegos artificiales, ¿no? Para ver cómo algo sube y explota. "Ha estado bien, vámonos" nos iremos pisando todas esas cenizas y preguntándose cuándo son los siguientes fuegos artificiales.</div>
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Tengo miedo. Me gustaría no tenerlo y volver a disfrutarlo como antes. Volver a asombrarme al ver las luces que explotan y ruidos que ensordecen. Pero desde que me dijeron esto soy incapaz. Soy incapaz de no tener miedo a los fuegos artificiales.</div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-269496802004646562015-06-18T02:32:00.000-07:002015-07-08T01:44:54.486-07:00El chico con la televisión encendida<div dir="ltr">
Realmente hay noches que me pasa. Suele ser tras esos días eternos en donde todo ha sido especialmente duro. Apago la televisión para irme a dormir y me quedo durante unos minutos mirando la pantalla apagada y negra. Cualquiera que me vea en esos momentos debe de pensar que se me ha ido la cabeza o que directamente me he quedado dormido con los ojos abiertos. Pero es cuando veo la inerte inmensidad negra cuando me veo; pero no como si me viera en el espejo del cuarto de baño, me veo unos cuantos años atrás, antes de que yo me convirtiera en esto. Veo al chico con la televisión encendida.</div>
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Le veo parecido a como estoy ahora; sentado en un sofá; mirando absorto la pantalla de un televisor, solo que él tiene la pantalla encendida y no se pierde ni un segundo de todo lo que ocurre en ella. Si yo no conociera su historia, podría pensar que es un chico más, como los cientos de chicos que hay a su alrededor. Un chico más pasando los ratos muertos mirando la caja boba. Pero yo veo más allá, puedo ver la cicatriz que esconde esa piel gruesa, puedo ver todos los detalles que su mirada esconde. Y puedo ver lo infeliz que es.</div>
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<br></div>
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El chico con la televisión encendida se maravilla con el mundo que muestra la televisión, con esas ciudades luminosas y gigantescas donde un montón de gente consigue sus sueños y no puede evitar comparar ese mundo fantástico y lleno de música con su realidad, viviendo en la montaña rodeado de ese gran bosque en pleno silencio. De vez en cuando, decepcionado, mira por la ventana pensando que podría estar en cualquier otro sitio y siente que realmente no está en su sitio. Y nota en el bosque de su interior un murmullo, como si el animal que tiene dentro estuviera vivo y deseando salir.</div>
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<br></div>
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Él vive bajo la presión constante de su padre y siente que su familia no le entiende. Y cuando se encierra y enciende la televisión sueña con correr a la ciudad y buscar el cambio de su vida. Sueña con demostrar lo que realmente vale. Sueña con tener una vida de película, como las que ve todos los días en la pantalla. Cree que en el País de los Sueños, donde todo puede ser posible, hay muchísimos programas que él podría ver... e incluso vivir. Y, cegado por la bonita luz que no puede dejar de mirar, exclama en voz alta: "Todo está bien... pero yo aún no he terminado".</div>
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<br></div>
<div dir="ltr">
Realmente me da mucha pena observar al chico con la televisión encendida, con sus ojos llenos de luces falsas y ruidos que rompen el silencio. Realmente los sueños eran vendidos baratos en aquellos días. El chico con la televisión encendida ahorró y en cuanto pudo se marchó a la ciudad a vivir esa gran vida que le vendían a diario, y llegó a transformarse en un hombre con un trabajo mediocre viviendo en un piso enano dentro de una ciudad agobiante. Por esos estúpidos sueños adolescentes de descender a la ciudad he echado mi vida por la borda. El chico de la televisión encendida buscaba luces y ruidos, yo personalmente busco lo contrario.</div>
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<br></div>
<div dir="ltr">
Quizás él mismo no de dio cuenta del paraíso en el que se encontraba, una casa idílica en medio de la montaña y silencio alrededor... O quizás es que siempre querenos lo que no tenemos. La realidad es que, aunque parezca mentira, aquel chico con la televisión encendida y yo somos la misma persona. Y, por muy duro que parezca, tenemos que aceptar que lo que nos vendía el televisor no era más que una pantalla de humo vacía.</div><div dir="ltr"><br></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwDVBDouIB0s_Dr4yTq_xpcTjByhonoiAIZXoML7qG_NaWQs-IljuJMN_XpQN1wBLEiqUW5UoeMxJ8vinEMLsVloUhS9erZXirJK0JUw41DT3eqLS0csqxKwwUBfuNzG1CJivIavYhbe75/s1600/PicsArt_1434553501952.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwDVBDouIB0s_Dr4yTq_xpcTjByhonoiAIZXoML7qG_NaWQs-IljuJMN_XpQN1wBLEiqUW5UoeMxJ8vinEMLsVloUhS9erZXirJK0JUw41DT3eqLS0csqxKwwUBfuNzG1CJivIavYhbe75/s400/PicsArt_1434553501952.jpg" width="400"> </a> </div>
Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-53632027967870118612015-06-06T16:14:00.001-07:002015-06-06T16:19:02.394-07:00Cuando durante cinco minutos se para el mundo.<div dir="ltr">
Tenía que contarlo. Es más, siento que tengo que gritarlo al mundo, porque lo que viví hace un par de noches es de lo mejor que he vivo en mucho tiempo y todo es gracias a la música; pero no a cualquier música, a la música de verdad. La que te coge y te transporta a un lugar que no conocías y en el que no puedes estar mejor. La que te entra directa del oído al corazón. La que te hace sentir como solo ella puede. Juan Zelada + grupo invitado. <br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
Tengo que decir que tengo una debilidad por la música. Siento que ella es gran parte de mí y que podría pasarme toda mi vida escuchándola y sintiendo todo lo que ella me tenga que decir. Ahora bien, tengo un gusto muy personal e intento conocer música que no esté tan metida en el mundo más famoso. Y os puedo asegurar que allí hay mucho diamante en bruto y mucha música esperando llegar a alguna persona y conseguir emocionarla. O hacerla bailar. O hacerla cantar. O hacerla llorar. Y allí es donde reside la magia. Preparaos que lo que os voy a contar no es ninguna tontería. <br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
El comienzo de la noche nos lo daba un grupo invitado llamado Boss & Over. No los conocía, es más, ni siquiera sabía que iba a tocar otro grupo. Pero allí estaban y llegaban con fuerza con toques swing, indie, soul, rock... Y mucha, mucha energía. Con una poderosa voz femenina y cuatro grandes músicos canción a canción fueron cautivando a un público en que la mayoría venían por ver la actuación siguiente. Y consiguieron meterse a ese público en el bolsillo.<br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
Permitidme decirlo, fue brutal. Creo que hacía tiempo que no descubría algo tan genial y les tenía allí, a escasos metros, dándolo todo en el escenario con un estilo muy original que no había escuchado antes a nadie y con un buen rollo que no te dejaba dejar de sonreír y te dejaba continuamente ganas de bailar. Durante aproximadamente una hora consiguieron llenar toda la sala de algo muy especial y personalmente a mi me ganaron. Es más, después de este viaje he vuelto a casa con un CD nuevo. Y Boss & Over son los únicos culpables de ello.<br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
Terminaban ellos y se subía al escenario Juan Zelada con su espectacular banda. Y aquí tengo que pararme.<br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
Tengo que explicar que Juan Zelada es importante para mí. Es diferente a cualquier otro artista. Yo hace relativamente poco que conozco a este artista. Me remonto a agosto del año pasado cuando sale el cartel de conciertos de fiestas de Bilbao. Y entre ellos un nombre que me llama la atención... Sábado 23 de agosto: Juan Zelada+Russian Red. Decido buscarle en YouTube para ver cómo era ya que, no os voy a mentir, una amiga quería ir a ver a Russian Red. Y menuda sorpresa me llevé con este hombre. Con este artista como una catedral de grande. <br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
Y aquí llega lo bonito. En pleno concierto de Juan Zelada, escuchando una canción que compuso para un amigo acelerado que tenía, yo cumplí mi mayoría de edad. Y la verdad es que este año ha llenado mi móvil con canciones suyas. Y en el mismo momento que supe que el Corte Inglés tenia su disco, fui corriendo a comprarlo. Meses esperando a que volviera a pisar Bilbao y cuando por fin lo hace, me ponen un examen final de la universidad al día siguiente. Con mucha rabia, pero aceptando las circunstancias, acepto que voy a tener que dejar pasar esta oportunidad. <br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
Ahora entenderéis por qué me alegro tanto de poder haber coincidido por casualidad con este hombre en Madrid. Y por qué considero que he tenido gran suerte con este concierto. <br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
No quiero extenderme mucho, porque por mucha parrafada que os cuente no voy a poder ni acercarme a lo que es este hombre sobre un escenario. Porque a Juan Zelada y a su (grandisima) banda hay que escucharles para entender todo esto que digo. Pero os puedo asegurar que cada minuto en que esos cuatros genios hacían música conseguían que algo dentro de mí se moviera de manera espectacular. Creo que nunca he sentido tanto escuchando música. Y os aseguro que afirmando eso, afirmo algo muy grande. <br />
<br /></div>
<div dir="ltr">
Porque no sabéis lo que es que tras corear ese cántico de "otra, otra" aparezca Juan Zelada en escenario, se enfunde su guitarra acústica y se ponga a cantar a un escaso metro de ti una canción que no conoces pero que te da la sensación de que es la cosa más bonita que has escuchado en tu vida. Y es en ese momento, cuando durante cinco minutos se para el mundo y te da la sensación de que todo tu alrededor ha desaparecido, cuando te das cuenta de que la magia no siempre tiene que tener truco. Que a veces la magia no tiene que ser un mago sacando un conejo de la chistera. Que a veces la magia es una voz acompañada de una guitarra que te consiguen poner los pelos de punta. Porque a veces la magia es Juan Zelada.</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/MHgyjgEpwXw/0.jpg" frameborder="0" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/MHgyjgEpwXw?feature=player_embedded" width="320"></iframe></div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div dir="ltr">
Allí os dejo mis dos recomendaciones. Os gustarán o no, no lo sé, pero son artistas a los que merece la pena escuchar. Esto es música de la de verdad, de la pura y dura. Y quizás no sean tan famosos, al menos no como deberían serlo, pero no siempre la fama implica calidad... Y ellos son el claro ejemplo de esto.</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8-QhTuQJDxlomNOdojCplBqRwSeVXfPTZkKXDIcE6gbIX0vFA5BAL0X8oe-9qj-dxrK7wixg0fdQKEs6tsNTL9totUMQRbOCgEcZFw8X0kNLxoP91IeDoOZXf3mANPumbDrIwlCGRW8Dx/s1600/PicsArt_1433628959119.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" height="296" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8-QhTuQJDxlomNOdojCplBqRwSeVXfPTZkKXDIcE6gbIX0vFA5BAL0X8oe-9qj-dxrK7wixg0fdQKEs6tsNTL9totUMQRbOCgEcZFw8X0kNLxoP91IeDoOZXf3mANPumbDrIwlCGRW8Dx/s400/PicsArt_1433628959119.jpg" width="400" /> </a> </div>
Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-74802313437941208352015-06-01T06:29:00.001-07:002015-06-01T06:29:26.621-07:00Parchís<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Un, dos, tres. ¡Al escondite inglés! Jo, esto no es divertido, mi
osito Luffy no juega tan bien como cuando juegan mis papás. Pero ahora mamá
está preparando la cena y papá está preparando un viaje largo, así que no está
en casa. No sé a dónde se va, pero va a pasar muchos días fuera. Y estoy
triste, porque con mi papá me lo paso muy bien, pero cuando yo me voy de viaje
o de excursión con el cole, me lo paso muy bien y seguro que él se lo pasará
genial. Además me ha prometido jugar conmigo esta noche, antes de que se vaya.
A ver si llega ya.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #3366ff; font-family: Arial;">No me lo puedo creer, ¿dónde está? Había prometido jugar con la
pequeña. Mañana se marcha y no va a despedirse de su hija. Ya tengo la cena
preparada y en poco rato nos debemos de ir a dormir. Todo esto nos está afectando
demasiado y no sé qué será cuando se vaya. Por favor, llega pronto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;"><span style="color: purple;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Arial;"><span style="color: purple;">Me he retrasado. Todo por el papeleo. Un mes llevo preparando el
viaje y la noche anterior todavía ando así. Se lo había prometido, una última
partida de parchís y una última chocolatina de caramelo. Siempre podré
dejársela en su mesilla, al lado de su lamparilla en forma de mariposa. O
debajo de su almohada, aunque el Ratoncito Pérez no tenga hoy nuestra casa en
su ruta nocturna. No me lo puedo creer, me va a ser imposible llegar pronto.</span><span style="color: #3366ff;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Ya he cenado y mamá me ha dejado estar un ratito más que todos los
días. Pero no llega ¿Por qué no llega? Papá me prometió una partida de parchís.
Iba a hacerle enfadar cogiendo el cubilete verde, como hacemos siempre. Se pone
rojo y es muy gracioso. Luego coge el azul y empezamos. Jo, ahora que sé contar
bien. Ya no hay tiempo. Está muy oscura y las farolas llevan mucho tiempo
encendidas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #3366ff; font-family: Arial;">Se ha hecho demasiado tarde. No me puedo creer que no estés
aquí. Ya sé que no es tu culpa, pero mañana hemos de madrugar y ya es hora de
apagar las luces. Me dijiste que la primera noche sin ti a mi lado no vendría
hasta mañana, pero aquí estoy, arropando a nuestra hija e intentando resolver
sus dudas. Y no quiere jugar al parchís conmigo. Solo te pido que te despidas
de ella. No verá a su padre en mucho
tiempo y quizás… No, mejor no pensarlo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Hace ya una vuelta de reloj que mamá y yo nos hemos ido a dormir,
pero no pienso cerrar los ojos hasta que vuelva. Aunque no juguemos al
parchís quiero un beso de esos que pinchan.
Da igual lo que tenga que esperar, si abrazo a Luffy seguro que no me quedo
dormida. Espera, ¿qué son esos ruidos?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Por fin en casa, por última vez. Todo está apagado, todo está en
silencio. Perdí la oportunidad. Una brisa de viento frío entra por la ventana
de la cocina y me acerco a cerrarla. Aprovecho para mirar por la ventana.
Parece mentira que deba abandonar el bar de la esquina, la estatua de la plaza,
el “buenos días” de la panadera. Me giro y escucho un ruido. Pequeños pasos
acercándose de puntillas. Frunzo el ceño, preparándome para reñirla. Pero no
puedo, no hoy, no ahora, no con la sonrisa que se me escapa por la boca.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Está aquí. ¡Aquí! Corro a abrazarle y a que me dé un beso. Es muy
tarde y mañana tengo cole, pero da igual. Papá está llorando, ¿qué pasa? Se va
de viaje y va a pasárselo bien. ¡Ya sé cómo hacer que deje de llorar!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">No me lo puedo creer. Una pequeña mujercita con cara de sueño y
pelo largo y despeinado se ha acercado corriendo hacia mí y se ha perdido entre
mis brazos. No he podido aguantarme, he roto a llorar. Ahora, en este momento,
soy feliz. Mi pequeña me ha dicho que espere, que ahora vuelve. No sé qué
querrá, pero yo ya sé lo que voy a hacer.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">¿Dónde están? Sé que los guardé por aquí… Están desde la cabalgata
de reyes, papá me los dio y me dijo que era la niña más bonita de todas. Yo
creo que se pasa, pero… Es papá. ¡Ah! Aquí están, quedan tres. Voy a dárselos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Estoy en el salón y enciendo la pequeña lámpara, no quiero romper
la magia que envuelve esta noche, y lo preparo todo. Al de poco viene ella
susurrando “papá” con algo entre las manos y me lo da. “Caramelos” dice
“siempre que lloro me como uno y dejo de llorar”. Si es que me la como. Además,
son de mora y es su sabor favorito. Los ha guardado para comérselos los últimos
y me los da. Para que no esté triste. Increíble.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Papá parece más contento. ¿Lo ves? Los caramelos son lo mejor. Un
momento, ¡el parchís! Está todo puesto, las cuatro fichas de cada color en cada
casita y los cubiletes con los dados al lado. Vamos a jugar, como me había
prometido. ¡Bien! Voy a ganar seguro. Pero hoy… Igual le dejo a papá ser el
verde. Eso sí, ¡quiero ver como se enfada!<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Va, como siempre. Ella coge el cubilete verde y yo me “enfado” y
me pongo rojo. Y ella ríe, enseñando el hueco del diente que le falta. Ríe,
rompiendo el silencio de la noche. Ríe con la mayor de las inocencias. Me
dirijo a coger otro cubilete cuando ella suelta esas palabras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">“Toma”. Papá me mira con los ojos muy abiertos. Sonríe y me dice
que da igual, que sea yo el verde. Pero no, hoy no me toca. “Ya cojo yo el
azul”. Es el color del cielo y del mar y es muy bonito. Solo espero sacar un
cinco y salir pronto.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Cojo el cubilete verde por primera vez en mucho tiempo, en
muchísimo tiempo. Se me va a salir una lágrima, pero no puedo permitirme
robarle más caramelos. Toca sumergirse en un mundo de buscar los cincos, de
comer una y contar veinte y de desear dos seises, pero nunca tres. Pero hoy
pierdo, sus ojos brillan con fuerza. Hoy está valiente, hoy está poderosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Has sacado un seis, ¡tienes que romper barrera! Un tres. Un, dos
tres. Te como. ¡Cuento veinte! Otro cinco, todas mis fichas fuera. No me puedes
comer, estoy en una casilla con seguro. Hoy todo sale bien, voy a ganar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #3366ff; font-family: Arial;">¿Qué es ese ruido? Son las tres de la mañana y sigo durmiendo
sola en el colchón que de cada vez me parece más grande. Me levanto y siento el
frío suelo y un escalofrío recorre mi espalda. Me dirijo hacia la pequeña luz
que se refleja cerca del salón, como si fuera una polilla en una cálida noche de
verano. Me asomo con cuidado apoyándome suavemente en el marco de la puerta. Y
lo veo todo. Ahí están agitando cuidadosamente cubilete y moviendo con el dedo
índice las fichas. No puedo evitar sonreír al verlo. Lo conseguido. Lo he
vuelto a conseguir. Ha cumplido su promesa. Con mucho cuidado vuelvo a la cama
y ahora me da igual que la cama sea grande, sé que si no está a mi lado es
porque está en un sitio en el que se necesita más.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Un dos. Uno y dos. Cuarta ficha metida en la casilla del centro.
Final del juego. He ganado. ¡He ganado!
Es la primera vez que gano al parchís. Papá sólo llegado con dos fichas. Es
verdad que he tenido mucha suerte, pero he ganado. Es lo importante.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Lo ha hecho. Ya sabía yo. Hoy era su día y lo ha aprovechado
bien. Son las cuatro de la mañana, pero no soy capaz de mandarla a la cama, no
soy capaz de nada. Sólo puedo quedarme en el sofá y escucharla y mirarla. La
inocencia que desprende con cada palabra comida con la ilusión de su mirada.
Sólo puedo sonreír al verla ¿Cómo una cosa tan pequeña me hace sentir una cosa
tan grande?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">“Y hoy en el cole he jugado con Paula y las demás al escondite y
he sido la que más tiempo ha estado escondida y no me han podido encontrar. Y
mañana por la tarde tenemos merendola por el cumple de Sonia y le vamos a
regalar una muñeca de…”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Suena una respiración tranquila y suave al ritmo del silencio la
noche. La llevó la cama y la arropa junto a su osito. Le doy un beso de buenas
noches, de buenos días y buena vida. No puedo evitar soltar una lágrima y acto
seguido me llevo la mano al bolsillo y cojo uno de los dos caramelos que me
quedan. Me lo como y me dirijo salón. Guardo el papel en el cubilete verde.
Recojo todo y salgo al balcón a ver amanecer y a que frío me despierte un poco.
Porque ya no tengo fuerzas para ir a la cama y empezar a soñar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #3366ff; font-family: Arial;">Abro los ojos llenos de legañas y antes de fijarme siquiera en
la hora que marca el reloj de la mesilla, observó que el otro lado de la cama
sigue intacto. Cojo una bata y camino por el pasillo hasta el salón y me quedo
en el marco del balcón. Tras un rato de silencio, suena una voz “Hay café en la
cocina”. Pego un brinco y voy a por el café. Cuánto odio que haga eso… Y cuánto
lo voy a echar de menos. Vuelvo con dos tazas y le doy una. Me mira, sonríe y
coge la taza. Me quedo ahí de pie. Hasta que no puedo más. “¿No tienes miedo?”.
Empiezan a brotar lágrimas de mis ojos y no puedo evitar temblar. Y me siento
tonta, porque he tenido mucho tiempo para asimilarlo y mírame. Me giro y me
dispongo a irme, mientras un pequeño río fluye por mis mejillas, hasta que unos
brazos me rodean y me llenan con un calor que me recorre todo el cuerpo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">“Claro que sí. Tengo miedo de que éste sea nuestro último abrazo.
Miedo de que este viaje sólo tenga billete de ida y de perderos a vosotras en
el trayecto. Miedo de que no volvamos a compartir una cafetera. De que no
vuelvas a ver mi cara de dormido y de que no pueda velar más viéndote dormir.
De que no paseemos más de la mano en primavera y de que no existan más noches
mirando las estrellas. Miedo de perderme, miedo de perderte y miedo de que me
pierdas. Claro que tengo miedo, estoy aterrado... Pero, es lo que debo hacer y
me tocará cada día levantarme y echaros de menos. Sí. Pero sabes que pase lo
que pase estaré allí.”<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #3366ff; font-family: Arial;">Lo ha vuelto a hacer, ya estoy sonriendo. En un momento como el
de ahora estoy sonriendo. No me lo creo. Es el mejor. Va llegando la hora de
que se vaya y, por mucho que miro hacia la puerta la maleta no desaparece. Cada
segundo que pasa me intentó unir más a él, hasta que, diez minutos antes de la
hora cero, él se levanta y se marcha deprisa hacia el pasillo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">“Un segundo”. Tengo que hacer una cosa importante. Busco en el
bolsillo de mi chaqueta, cojo la chocolatina con caramelo y me acerco a la
habitación de la pequeña. La observó dormir. Qué preciosa es. Un pequeño ángel
brillando con luz propia. “Te quiero”. Le doy un beso antes de dejar la
chocolatina sobre su mesilla y abandonar la habitación bajo la tenue luz de la
mariposa. Mira el reloj. Ya está. Llegó el momento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #3366ff; font-family: Arial;">He temido este momento desde hace semanas y aquí está. Y tú te
vas y nos dejas aquí. Te abrazo y lloro, intentando aferrarme a ti para
siempre. Sabes que mis lágrimas te están mojando la camiseta por la parte los
hombros, pero te da igual. Me agarras con tus grandes manos, me miras a los
ojos y me sonríes. Pero tú tampoco puedes resistirte a soltar la lagrimilla. Y
entonces nos volvemos a abrazar y nuestras lágrimas se hacen una y resbalan
juntas. Coges la maleta y te vas. Y me quedo en el umbral de la puerta con la
mirada perdida y la palabra en la boca.
Camino hasta el balcón y observo como despierta el mundo para empezar un día
más. Ignorando todo lo que esta noche ha pasado en este piso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">¡Ay! Qué raro, no ha venido mamá a despertarme hoy y ya parece que
es de día. ¿Dónde está mamá? A ver… Está en el salón sentada en el sofá y me
dice que ha llamado al cole, que no hace falta que vaya hoy, que necesitaba
dormir. Pero mamá está sola. ¿Y papá?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Me embarco y comienza con este viaje que quizás no tenga fin.
Respiró hondo y descargó tensión, ya no hace falta que me mantenga fuerte, no
tengo a nadie quién engañar. La bruma que hay fuera es la que tengo yo dentro.
Estoy confuso, esta noche ha sido maravilloso y ahora me encuentro con esto. Es
como cuando el frío te golpea la cara después de salir de un sitio caliente.
Pero bueno, a ver qué tal el viaje. Un viaje así siempre es peligroso. Y aún no
tengo asegurado el billete de vuelta.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Hace unas semanas que papá se ha ido y no sé por qué pero hoy me
toca dormir en casa de la abuela. Últimamente mamá está muy triste y no le
apetece hacer nada. Además, el otro día me dijo que papá igual no vuelve del
viaje. Pero eso es una tontería. Me ha dicho que se ha perdido, pero Noelia
también se perdió en la excursión del cole y la encontramos en seguida. Solo
fue un susto, como dijo la profe. Seguro que vuelve. Seguro. Y cuando vuelva,
nos comeremos la chocolatina que me regaló el día que se fue. La tengo guardada
porque vienen dos en el paquete.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Silencio</span><span style="font-family: Arial;"><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: #3366ff; font-family: Arial;">No puedo salir de la cama, no estás y no vas a volver. Queda
esperanza, dicen. Mentira. Enorme. Te has ido a la guerra y sabía que todo esto
podía pasar. Ahora no me sirven de nada las garantías medio inventadas de que
no pasaría nada. Estoy sola. Soy muy joven para ser viuda y ella muy pequeña
para ser huérfana. No, no, no. Me niego. No es justo. No. No. NO.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Silencio<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: green; font-family: Arial;">Han pasado ya muchos años. Muchos. Pero sigo aquí, como cada
catorce de diciembre a la noche. Esperando en el balcón, pensando que volverás,
aunque sé perfectamente que no. Hace nada más y nada menos que once años que
has desaparecido en combate. Sin saber nada de ti. Y poco a poco tuve que
asimilar que nunca volverás de ese viaje. Y, créeme, lo tengo casi superado.
Solo me permito un momento de bajón en todo el año. Y aquí me tienes, con un
paquete de chocolatinas con caramelo totalmente caducado en una mano y con un
cubilete verde con un papel de caramelo de mora dentro en la otra mano. ¿Puedes
creer que he sido incapaz de jugar al parchís desde que descubrí el papel del
caramelo? Eso sí, el cubilete lo llevo a todos lados conmigo, es mi amuleto, es
mi pedacito de ti. Sigo esperando en compartir contigo la chocolatina. Pero sé
que no va a ser posible. Pero, no sé. Era tan pequeña que ni siquiera entendía
que tus lágrimas de aquella noche no se podían curar con simples caramelos.
Miro al horizonte. Moriría por otro beso de esos que pinchan o por volver a ver
tus ojos. Quiero volver contigo, quiero que vuelvas conmigo. Y aquí estoy, otro
catorce de diciembre. El undécimo ya. El balcón es mi cama ahora, pero no
necesito dormir para soñar. Sueños rotos, como unidos con pegamento por una
noche. Un noche que espero que vuelvas y me abraces. Una noche donde todo es
posible.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="color: purple; font-family: Arial;">Y ahí está, otro año más, aguantando el frío por mí. Ahora solo
me dejan ir a verla una vez al año y sé que he hecho bien en elegir este
momento. La veo y me rompo en pedazos, pero es necesario. Es toda una mujer. Y
no me puedo creer que no haya dado más paseos con ella, que no hayamos leído más
cuentos, que no le haya enseñado a jugar a las cartas. Su graduación, su primer
novio, sus rebeliones adolescentes… Solo me las puedo imaginar. Pero al menos
puedo ver el reflejo de la luna en sus ojos año tras año. Sigue igual de
preciosa, quizás algo más. Y sigue esperanzada. No me puedo creer que siga
haciendo esto por mí. La quiero demasiado como para esto, pero no sabe que la
observo y no tengo manera de decírselo. No sabe que estoy orgullosísimo de
ella. No sabe que es la chica más fuerte que conozco. No lo sabe. Pero sobre
todo no sabe que, en algún lugar de este mundo, hay un cuerpo vacío de vida
aferrando fuertemente con su mano derecha un caramelo de mora.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<o:p><br /></o:p></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<o:p style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img height="320" src="http://24.media.tumblr.com/5b5322ac7cf174c87368cf28d5ea1585/tumblr_myj7olpwCF1swopymo1_250.jpg" width="212" /></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
</div>
Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-44233080171742897272015-03-11T05:05:00.001-07:002016-01-29T06:42:25.682-08:00Superhéroes<div dir="ltr">
¿A qué llamamos ser un superhéroe? Creo que esta es la pregunta que deberíamos hacernos. Fijo que se nos vienen a la cabeza cientos de personajes con antifaz, capa y calzoncillos por fuera de los pantalones. Fijo que se nos vienen a la cabeza cientos de personajes de ficción con miles de superpoderes íncreible con los que son capaces de hacerlo todo. Poder volar, tener superfuerza, ser invisible... Son millones las opciones que se nos abren. Solo nos basta con imaginar aquellas cosas imposibles que soñamos hacer, y llevarlos a cabo mediante el maravilloso mundo fantástico donde el papel lo soporta todo, allí donde nada está prohibido. ¿Pero qué pasa en el mundo real?</div>
<div dir="ltr">
Mira a tu alrededor, ¿ves a alguien con capa y antifaz? ¿Ves a gente volando con el puño en alto o trepando por las paredes como si de una araña se tratara? No, solo ves personas normales que visten normal y caminan por el suelo. Aquí no hay papel que soporte todas nuestras ilusiones imposible. Aquí no vale todo. Aquí no existen superpoderes increíbles que desafían las leyes de la naturaleza. Aquí no hay nada de eso.</div>
<div dir="ltr">
Llamamos ser superhéroes a aquellos que consiguen que una ciudad tan grande como Nueva York no sea arrasada por un cruel villano lleno de resentimiento y odio mal llevado. A aquel que durante una pelea en la que media ciudad termina derruída y en llamas, consigue acabar con la gran amenaza y salvar así millones de vidas. A aquel ser perfecto que nada teme y que no encuentra obstáculos. A aquel ser perfecto. Perfecto.</div>
<div dir="ltr">
Admítelo, los seres humanos somos de lo más alejado a lo perfecto que hay. Todos tenemos nuestro lado positivo, bueno y bonito. Pero también tenemos nuestro lado oscuro, nuestra parcela de maldad. Pero esto no implica que no existan superhéroes, no. Implica que los superhéroes reales son más súper todavía, porque ellos no han nacido con un guion perfecto a cumplir, sin miedos ni obstáculos en el camino; ellos, pudiendo elegir ser villanos o no ser nada, han elegido escoger el camino más difícil... El camino de entregarse a los demás. Y no serán perfectos cual personajes de cómic, ellos caerán, tendrán miedo... pero tienen una cosa en común con los de los cómics... Dan su vida por otras personas.</div>
<div dir="ltr">
¿A qué llamamos ser un superhéroe? Creo que esta es la pregunta que deberíamos hacernos. Fijo que ahora se nos viene a la cabeza esa compañera nuestra que trabaja de voluntaria en el comedor social. O ese hombre que todas las tardes va al hospital a entretener a los pacientes. O al vecino que da clases de español a gente extranjera. Sé que no viste con antifaz y capa, ellos prefieren ser anónimos.</div>
<div dir="ltr">
Y sé que ellos no van a conseguir salvar a millones de personas, pero las vidas salvadas no se cuentan en número, porque cada una cuenta una historia totalmente diferente. Y si una persona consigue cambiar la vida de otra persona para que tenga un final feliz, tiene el mayor superpoder que se puede tener.</div>
<div dir="ltr">
Fíjate bien, existen muchos más superhéroes de los que crees. ¿Eres tú uno de ellos?</div>
<div dir="ltr">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdJDDsfR2pfI6mtx20X0-qe5KSnqK3cIS12ycmdxsOPj_wBt1gNTmlo2L1jW1iFiQyEKtu031iJvGZNZjaa_tKiVHIv7BdzVx27tpzf_OX8gJ8US25vFimGM9XqRUyXtMBXleHl-fbZRL8/s1600/k.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdJDDsfR2pfI6mtx20X0-qe5KSnqK3cIS12ycmdxsOPj_wBt1gNTmlo2L1jW1iFiQyEKtu031iJvGZNZjaa_tKiVHIv7BdzVx27tpzf_OX8gJ8US25vFimGM9XqRUyXtMBXleHl-fbZRL8/s640/k.jpg" /> </a> </div>
Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-79098613380131169652015-01-07T06:50:00.001-08:002015-01-07T12:48:59.956-08:00Días de perros<p dir="ltr">¿Que quién es él? Realmente no lo sé. He escuchado muchas historias, pero no estoy seguro de que ninguna de ellas sea real. Es una persona de la que siempre he tenido curiosidad. El otro día me contaron otra versión de la historia de su vida y creo que es la historia más bonita que he escuchado en mi vida. </p>
<p dir="ltr">Él nació siendo un perro. Era el perro lazarillo de un hombre ciego. Aquel hombre no tenía a nadie menos a su perro. Iban a todos los lados juntos y cuentan que es una de las relaciones más íntimas que han existido. No veías a uno sin el otro, siempre juntos y aparentemente siempre felices. El ciego le contaba todo a su amigo y el perro parecía entenderle. Hasta que una fría mañana de inicio de primavera ocurrió algo que lo cambió todo.</p>
<p dir="ltr">El perro se extrañó cuando vio el sol tan alto en la ventana. Su dueño solía salir todas las mañanas a dar una vuelta. Incluso habían encontrado un pequeño rincón donde ambos estaban solos y felices. Entonces el perro se acercó a la cama y lamió la mano de su amo. Estaba más fría que de normal... se subió a la cama y empezó a acariciarle con su peluda cabeza. No se movía.  Entonces decidió hacer algo que nunca antes había hecho... empezó a ladrar. Primero flojito,  como intentando despertarlo.  Después más fuerte, creyendo que no podía oírlo. Y finalmente dolorido... Como sabiendo lo que realmente pasaba.</p>
<p dir="ltr">Los siguientes días fueron raros y tristes. Le llevaron a una extraña habitación hasta que vino un hombre que le llevó hasta casa. Un hombre que se parecía a su amo un poco... Su hijo. Fue un mes duro. El perro intentó apreciar a aquel hombre como apreciaba a su amo... pero no podía.  Aquel hombre no jugaba con el. Sus paseos no iban más allá que ir a la acera de enfrente. Y siempre que se acercaba a él parecía molestarle. Dejó de ser tan alegre y se volvió un perro triste. Incluso llegó a envejecer rápido. </p>
<p dir="ltr">Un día,  su nuevo amo le subió al coche. Parecía más serio de lo habitual... Llegó a un sitio donde solo había hierba e hizo bajar al perro. Acto seguido volvió a montar, arrancó el coche... y se marchó. </p>
<p dir="ltr">Al perro le costó reaccionar, no entendía nada. Se quedó esperando un rato, pero luego decidió llegar él hasta casa. Empezó andar y estuvo un buen rato andando... Poco a poco, sin prisa pero sin pausa. De repente llegó a un sitio que le sonaba.</p>
<p dir="ltr">Miró hacia todos los lados y olfateó con fuerza... no lo podía creer. Aún olía un poco a él... Se sentó sobre el banco. Aquel era su sitio, donde venían a pasear su antiguo amo y él, donde pasaban horas solos y felices. Se quedó un rato allí descansando, el viaje había sido largo. Y el ya estaba mayor para tanto trote.</p>
<p dir="ltr">Despertó y volvió a olisquear.  El olor seguía allí,  pero él no estaba. Además, ya él no era su dueño. Decidió volver a casa, desde ahí sabía llegar. Pero camino a casa se encontró a su amo cruzando la calle. Se acercó por la espalda y le ladró alegre, feliz por haberle encontrado. </p>
<p dir="ltr">Su amo se dio la vuelta sorprendido en medio de la carretera. Su cara no era precisamente de felicidad... ¿Cómo?... ¿Cómo había conseguido volver? Un claxon le hizo volver en sí. Se giró y vio de lleno un coche viniendo donde él. Cerró los ojos y se cubrió la cara con las manos. Esperó el momento del impacto, pero justo cuando iba a llegar, sintió un fuerte cabezazo que le hizo caer al suelo. Oyó un golpe, pero no sintió nada. El amo abrió los ojos y vio al viejo perro de su padre en el suelo delante del coche.</p>
<p dir="ltr">"¿Hola? ¿Me oyes?". El perro abrió los ojos y vio a su antiguo dueño. No podía ver más,  porque una luz blanca cegada lo demás.  "Estás en el cielo... Has muerto. ¿Me recuerdas? Soy yo. Tu antiguo amo". El perro se puso como loco de contento y se abalanzó sobre él. "Eres más bonito de lo que pensaba. ¿Sabes? Ya puedo ver bien... Y eres precioso" dijo el amo abrazando a su perro, mientras una lágrima le resbalaba por la mejilla. "Me gustaría abrazarte de por vida, pero no puedo, no puedes. No puedes quedarte aquí... No ha llegado tu momento. Tienes que regresar... ya tendrás tiempo de estar aquí".</p>
<p dir="ltr">Entonces ocurrió algo mágico.  El perro apareció sentado en el banco de su sitio. Miró alrededor y le pareció que algo era distinto. Miró sus manos y contó sus dedos... uno, dos tres, cuatro... ¡cinco! Se levantó y echó a andar... con dos piernas. No lo podía creer, se había convertido en un ser humano. Salió del parque y vio a la policía en un paso de cebra, con el cuerpo de un perro en los brazos y el hijo de su amo de pie con una pequeña herida de la cabeza. Era verdad. Había ocurrido. Era un hombre.</p>
<p dir="ltr">¿Que quién es él?  Realmente no lo sé. Pero me contaron que ahora se dedica a ayudar a los perros, que cada vez que ve uno, conectan de una manera de la que sólo pueden conectar dos perros. Y que si algún perro sufre por algo, escapa y va a buscarle. Y él consigue calmarle... Y él consigue cumplir lo que su amo le dijo, esperando el momento en el que se volverán a abrazar.</p>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivEk1UFHk3zuMpOxGGFBkNxtWAZ67SXs4oqe_duhLRCO3jJH4StrIlZyWzFRCpehbU_O4A852GylnGaInPJcVJPWjQRxoiS0kh267bOFcdgLx84VWTQ7u4mlFmlICIqCARS2Dn4AURBPGk/s1600/23114f103aa919d44fbbf05f90838605.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivEk1UFHk3zuMpOxGGFBkNxtWAZ67SXs4oqe_duhLRCO3jJH4StrIlZyWzFRCpehbU_O4A852GylnGaInPJcVJPWjQRxoiS0kh267bOFcdgLx84VWTQ7u4mlFmlICIqCARS2Dn4AURBPGk/s640/23114f103aa919d44fbbf05f90838605.jpg"> </a> </div>Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-26159721901994906712014-11-25T08:40:00.003-08:002014-11-25T08:40:51.214-08:00Testimonio de una mujer rota<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;">
</div>
<br />
<br />
Por fin me atrevo a abrir los ojos. Estoy sentada en una mecedora de mimbre y escucho la respiración tranquila del pequeño Mateo desde su cuna. Todo está en silencio, todo está a oscuras. Intento no llorar, pero no me sale. Lloro... Me permito llorar. Ahora él no me ve; está durmiendo en nuestra cama, en nuestra enorme y cada vez más fría cama.<br />
<br />
Sollozo y Mateo se revuelve inquieto. Me acerco y le miro... "Shhhhh... Tranquilo". Le doy un beso en su pequeña manita. Salgo de puntillas y me acerco al baño. Entro, me siento en el suelo y me hago una bola. Intento dejar de pensar, pero todas y cada una de las frases de anoche me golpean la cabeza. <i>"¿Pescado? ¿Otra vez? Sabes cuánto odio el pescado?"</i>; me derrumbo...<i> "¿Te crees que me paso el día matándome a trabajar para llegar a casa y encontrarme con esto?"</i>; noto como el poco rimmel que me queda de ayer me chorrea por la cara. <i>"¿Qué no alce la voz?, ¿a ti te parece normal esto?"</i>; vuelvo a cerrar los ojos... Recuerdo perfectamente lo que viene ahora. <i>"Acabas de despertar a Mateo... ¿No lo entiendes?, ¡Cállate! No eres nadie para gritarme"</i>. Creo que sus palabras ,e dolieron más que lo que vino después. <i>"¿Sigues pensando en que tengo un problema con la bebida?, ¿de verdad? ¡Cállate! Espero que hayas aprendido la lección". </i>Sacudo la cabeza. Tengo que borrarme todo esto de la cabeza.<br />
<br />
Enciendo la luz y me miro en el espejo. Recuerdo la primera vez que lo hice y vi mi cara llena de marcas, el maquillaje corrido y mi pelo completamente despeinado. Recuerdo mi gesto de horror. Pero eso fue hace mucho. Me lavo bien la cara y me echo maquillaje para borrar los rastros... Cada vez tardo más en hacerlo... Cada vez es todo más difícil. Termino de prepararme y me preparo para salir a trabajar. Esta va a ser la última vez que me hace esto.<br />
<br />
Salgo del baño y me lo encuentro.<br />
<br />
-Cariño...-me viene a abrazar.<br />
-Déjame.<br />
-Cariño, sabes que lo siento mucho.<br />
-No te creo.<br />
-Te prometo que esta va a ser la última vez que...<br />
-¿La última vez que qué? Eso me dijiste la semana pasada. Y la anterior. Y la anterior.<br />
-Ya, pero esta vez es distinta- le miro a los ojos... Tiene razón, está realmente arrepentido-. Déjame recompensártelo. Esta noche nos vamos los dos a cenar fuera. Solos tú y yo.<br />
-Bueno...<br />
<br />
Me abraza y me da un beso. Sonrío... Y con esa sonrisa salgo al rellano donde está mi vecina del quinto.<br />
<br />
-Qué feliz se te ve... Se nota que tu marido y tú hacéis buena pareja.<br />
<br />
Y entonces me doy cuenta... Qué importa lo que nos pase, si en el fondo le querré siempre...<br />
<br />
<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://static.losojosdehipatia.com.es/wp-content/uploads/violencia-de-genero3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="237" src="http://static.losojosdehipatia.com.es/wp-content/uploads/violencia-de-genero3.jpg" width="400" /></a></div>
<br />Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-44563308933961526142014-11-13T07:28:00.000-08:002014-11-16T14:09:26.973-08:00El vendedor de sueños<p dir="ltr">Te sorprenderá encontrarte esto aquí, aunque quizás ya te lo esperabas un poco. No lo entiendo... ¿Por qué yo?, ¿Por qué no cualquier otro?</p>
<p dir="ltr">Me preguntabas si recuerdo la primera vez que no vimos... No podría olvidarlo aunque quisiera. Era un martes por la tarde, yo tendría unos doce años y diluviaba como si no hubiera un mañana. Yo estaba molesta, muy molesta. Aquel día había sido todo un infierno de muchas maneras distintas. Y además estaba empapada. Entré corriendo en tu tienda para resguardarme de la lluvia y me puse a dar una vuelta hasta que noté una voz en mi espalda.</p>
<p dir="ltr">-¿Necesitas algo?-ahora puedo decírtelo... Tuve miedo, miedo a que me echaras de allí de mala manera porque solo era una niña que estaba pasando el rato para no mojarse. <br>
-No, solo estaba...-empecé a titubear.<br>
-Solo estabas esperando a que acabara de llover, ¿verdad?<br>
-Sí...-me puse nerviosa. Muy nerviosa, incluso los ojos se me pusieron llorosos... Jamás imaginaría lo que pasaría en ese momento.<br>
-Bueno, pues si vas a quedarte aquí un rato, mejor que estés entretenida... Ven, te voy a enseñar la tienda.<br>
-De... De acuerdo.</p>
<p dir="ltr">Y esa vez fue la primera vez que me fijé. Siempre pasaba por delante, pero nunca me detenía a mirar. Es más, creo que esa era la primera vez que entraba. Tengo que confesártelo, aquel día tu tienda me dejó a cuadros. Nunca había estado en un sitio con tantas estanterías gigantes llenas de lomos de millones y millones de libros. Y lo que más me gustó fue una pequeña salita a la que se llegaba subiendo una vieja escalera de caracol. La pequeña salita desde donde se veía el exterior mediante una gran cristalera.</p>
<p dir="ltr">-Toma-pusiste entre mis pequeñas manos un libro-. Yo creo que este libro te gustará. Quédate aquí arriba leyendo mientras deja de llover, que tengo que ir abajo a cuidar de la tienda-y me sonreíste de una manera que jamás olvidaré.</p>
<p dir="ltr">Yo me quedé allí sin saber muy bien que hacer. La verdad es que yo no leía mucho, por no decir nada, así que primero me quedé observando la calle. Veía pasar a mucha gente con sus paraguas o tapándose con un gorro. Pronto me aburrí y decidí ponerme a leer, a ver qué tal. Oliver Twist. El titulo ya me aburría, pensé. Pero aun así empecé. Y ya solo recuerdo una cosa... Que cuando levanté la cabeza un momento y miré hacia la calle me llené de una sensación que no me había pasado nunca. Veía pasar a todo el mundo con mucha prisa, casi corriendo y a lo suyo. Y allí estaba yo, en un comodísimo sillón, tranquila y sin prisas. Disfrutando como nunca lo había hecho nunca. Sonreí y con ese sentimiento nuevo baje la vista al libro. Yo no lo sabía, pero me acababa de enamorar. Me acababa de enamorar del momento, del libro... Del placer de leer.</p>
<p dir="ltr">Pasaron horas y escuché un ruido en la puerta. </p>
<p dir="ltr">-Oye-dijiste-, no pretendía asustarte, pero como ya hacía tiempo que había dejado de llover y no habías bajado... Era por si te había pasado algo.<br>
-No... Se me había pasado la hora...<br>
-Eso significa que el libro te ha gustado, ¿verdad?<br>
-Sí<br>
-Lo sabía-sonreíste de nuevo.<br>
-¿Qué hora es?<br>
-Las siete y media.<br>
-¡MI MADRE ME VA A MATAR! Me tengo que ir.<br>
-¿Te has acabado el libro?<br>
-No...<br>
-¿Por qué no te lo llevas?<br>
-Es que ahora mismo... No tengo dinero.<br>
-Hagamos una cosa...-me miraste con complicidad- yo te dejo el libro y la semana que viene me lo devuelves. Así puedes acabarlo.<br>
-¿No te importa?<br>
-Mientras lo cuides bien...</p>
<p dir="ltr">Guardé el libro en la mochila y me dispuse a salir. Cuando ya estaba en la calle, volví.</p>
<p dir="ltr">-Muchas gracias-te dije.<br>
-Muchas veces-respondiste.</p>
<p dir="ltr">A partir de entonces las visitas a tu tienda fueron cada vez más frecuentes. No sé si era el sitio, el puro placer de leer o tú mismo. Me dabas confianza... El viejo librero feliz. Creo que nunca te he visto sin sonreír... Y eso es genial.</p>
<p dir="ltr">Cada vez que iba me dejabas un libro distinto... Podía pasarme horas leyendo en la pequeña salita con un café en la mano, charlando contigo sobre cualquier tema o ayudándote a ordenar los libros. Cualquier cosa que hacía allí me hacía feliz. Además, si tenía mal día o cualquier problema, entre los libros y tú me hacíais olvidarlo.</p>
<p dir="ltr">Creo que aquí he podido volar más de lo que podré volar en toda mi vida. Tú no vendes libros... Vendes viajes, vendes aventuras, vendes experiencias... Eres lo más parecido que existe a vender sueños. </p>
<p dir="ltr">Pero ahora que he escrito esto me vuelve mi pregunta a la cabeza. ¿Por qué yo? ¿Por qué me ofreces a mí quedarme con la tienda cuando te jubiles?</p>
<p dir="ltr">Supongo que tendrás tus razones, pero no puedo evitar pensar en lo difícil que va a ser. Esta tienda tan grande estará muy vacía sin ti. Pero si es lo que tu quieres... Yo puedo intentarlo. Pero que sepas que el sillón de la pequeña salita está reservado para cada vez que te apetezca venir... Y espero que eso ocurra a menudo.</p>
<p dir="ltr">Esta es mi respuesta... En una carta dentro de un libro que recientemente te he pedido para releer. Oliver Twist. ¿Qué mejor manera de simbolizar un nuevo comienzo que el principio de todo?<br></p>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvV5kmWXe3RqSclzJA78QZtzgfKrHto6okaVhvDHZ-77ve_kcY4FWLEbm1fUejBSDS5O6z0ti_D-IFGJVa8OK7HJSeHDL4rydHldCvy11lbkt7GTb6Rnk4eQA4_VLjSnQ7IR1wTAREtXyh/s1600/unnamed.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"> <img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjvV5kmWXe3RqSclzJA78QZtzgfKrHto6okaVhvDHZ-77ve_kcY4FWLEbm1fUejBSDS5O6z0ti_D-IFGJVa8OK7HJSeHDL4rydHldCvy11lbkt7GTb6Rnk4eQA4_VLjSnQ7IR1wTAREtXyh/s640/unnamed.jpg"> </a> </div>Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7762824393304231984.post-76465227254355262712014-11-11T12:26:00.002-08:002014-11-11T12:26:52.271-08:00El Cuento del Hombre del Taxi 37.Pocas cosas más tristes hay que ver como una persona con mucho potencial se descompone, se rompe y se queda vacío. Como esos ojos llenos de brillos de ilusión se vuelven grises y monótonos, como todo en esta vida.<div>
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Yo trabajo conduciendo un taxi. Y gracias a ese empleo conocí a la mejor persona que recuerdo. Julián era un hombre un poco mayor que yo, calvo y canoso. Pero lo más importante de Julián no era su físico. Julián nunca jamás perdía esa sonrisa, aunque lloviera, hiciera excesivo calor o le tocará la persona más pesada del mundo. Dicen que si tenías la suerte de cruzarte con el hombre del taxi 37 por la mañana tenías buen humor todo el día.</div>
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Julián fue mi bote salvavidas en muchas ocasiones. Por problemas familiares y personales no pude acabar mis estudios y tuve que ponerme a trabajar. Entonces fue cuando conocí la magia. Julián fue quien más me apoyó tras la muerte de mi madre y quien me hizo creer que, en realidad, podía aspirar a mucho más cuando mi novia me dejó. Fue casi un segundo padre para mí...</div>
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Julián era feliz. Siempre lo decía, que no le faltaba nada. Tenía una mujer preciosa y muy inteligente ("Demasiado guapa para mí", como decía entre risas) y un hijo que era la cosa más bonita que he visto en mi vida, Andrés.<br /><div>
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Aún recuerdo cómo venía el canijo de Andrés a saludar a su padre todas las tardes antes de ir al parque. Esos cinco minutos cada tarde en la parada del taxi donde trabajábamos me ayudaron a ver que Andrés era realmente especial. Hablaba con una soltura que no era normal con la escasa edad que él tenía. Y cuando fue creciendo fue mejorando y aprendiendo. Era inquieto, curioso y muy creativo. Un día me trajo un par de folios doblados como si fueran un libro con un cuento que había escrito e ilustrado él. "El Cuento del Hombre del Taxi 37", donde relataba aventuras en las que su padre hacía feliz a toda la ciudad. Me dejó con la boca abierta... Andrés era magia... Era como su padre y tenía todo un futuro brillante por delante. O eso creía.</div>
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Lunes lluvioso. Nueve y media de la noche. Un coche. Un taxi. El hombre del taxi 37. Un fuerte impacto. Un ruido ensordecedor. Luego silencio. Luces de policía. Luces de ambulancia. Y negro. Negro para siempre. Así debió de ser para Julián.</div>
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Pocas cosas más tristes hay que ver como una persona con mucho potencial se descompone, se rompe y se queda vacío. Como esos ojos llenos de brillos de ilusión se vuelven grises y monótonos, como todo en esta vida.</div>
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Me dicen que Andrés ha perdido su magia. Creo que su madre ya no es tan preciosa como lo era, me dicen que ha envejecido diez años en apenas meses. Sí que es verdad que el tiempo se le hacía eterno. Ahora solo busca encerrarse en sí misma e intentar entender el por qué de todo. También me dicen que Andrés ha guardado para siempre su lápiz y que ahora ni se preocupa en los estudios.</div>
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Y a mí me gustaría creer que esto es solo un rumor en malas lenguas, pero no sabéis cuánto duele tocar la realidad cuando te tocan la ventanilla y aparece la sombra de Andrés tan solo para pedirte un cigarrillo... Parece mentira que las manos temblorosas que sujetan el cigarrillo sean las misma que firmaron el cuento que con un sentimiento agridulce guardo en mi guantera. "El Cuento del Hombre del Taxi 37".</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7Y24F82XLDjUpcz528MahHSZiY4bgaiXxoMLJKcUlh-xVl26QTr8wDPD3oXvLj2GeW33-CsdGLOriMMA7Ibom_T3bzzZPevbZlBHqit4aVPaiw45XPV96CR9gvZKLnPxZKOitpG3MMgrL/s1600/tumblr_mbwlzmorvK1rt1p0uo1_500.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7Y24F82XLDjUpcz528MahHSZiY4bgaiXxoMLJKcUlh-xVl26QTr8wDPD3oXvLj2GeW33-CsdGLOriMMA7Ibom_T3bzzZPevbZlBHqit4aVPaiw45XPV96CR9gvZKLnPxZKOitpG3MMgrL/s200/tumblr_mbwlzmorvK1rt1p0uo1_500.png" width="132" /></a></div>
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Pablo Lópezhttp://www.blogger.com/profile/12815868051145512130noreply@blogger.com0