"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

miércoles, 11 de marzo de 2015

Superhéroes

¿A qué llamamos ser un superhéroe? Creo que esta es la pregunta que deberíamos hacernos. Fijo que se nos vienen a la cabeza cientos de personajes con antifaz, capa y calzoncillos por fuera de los pantalones. Fijo que se nos vienen a la cabeza cientos de personajes de ficción con miles de superpoderes íncreible con los que son capaces de hacerlo todo. Poder volar, tener superfuerza, ser invisible... Son millones las opciones que se nos abren. Solo nos basta con imaginar aquellas cosas imposibles que soñamos hacer, y llevarlos a cabo mediante el maravilloso mundo fantástico donde el papel lo soporta todo, allí donde nada está prohibido. ¿Pero qué pasa en el mundo real?
Mira a tu alrededor, ¿ves a alguien con capa y antifaz? ¿Ves a gente volando con el puño en alto o trepando por las paredes como si de una araña se tratara? No, solo ves personas normales que visten normal y caminan por el suelo. Aquí no hay papel que soporte todas nuestras ilusiones imposible. Aquí no vale todo. Aquí no existen superpoderes increíbles que desafían las leyes de la naturaleza. Aquí no hay nada de eso.
Llamamos ser superhéroes a aquellos que consiguen que una ciudad tan grande como Nueva York no sea arrasada por un cruel villano lleno de resentimiento y odio mal llevado. A aquel que durante una pelea en la que media ciudad termina derruída y en llamas, consigue acabar con la gran amenaza y salvar así millones de vidas. A aquel ser perfecto que nada teme y que no encuentra obstáculos. A aquel ser perfecto. Perfecto.
Admítelo, los seres humanos somos de lo más alejado a lo perfecto que hay. Todos tenemos nuestro lado positivo, bueno y bonito. Pero también tenemos nuestro lado oscuro, nuestra parcela de maldad. Pero esto no implica que no existan superhéroes, no. Implica que los superhéroes reales son más súper todavía, porque ellos no han nacido con un guion perfecto a cumplir, sin miedos ni obstáculos en el camino; ellos, pudiendo elegir ser villanos o no ser nada, han elegido escoger el camino más difícil... El camino de entregarse a los demás. Y no serán perfectos cual personajes de cómic, ellos caerán, tendrán miedo... pero tienen una cosa en común con los de los cómics... Dan su vida por otras personas.
¿A qué llamamos ser un superhéroe? Creo que esta es la pregunta que deberíamos hacernos. Fijo que ahora se nos viene a la cabeza esa compañera nuestra que trabaja de voluntaria en el comedor social. O ese hombre que todas las tardes va al hospital a entretener a los pacientes. O al vecino que da clases de español a gente extranjera. Sé que no viste con antifaz y capa, ellos prefieren ser anónimos.
Y sé que ellos no van a conseguir salvar a millones de personas, pero las vidas salvadas no se cuentan en número, porque cada una cuenta una historia totalmente diferente. Y si una persona consigue cambiar la vida de otra persona para que tenga un final feliz, tiene el mayor superpoder que se puede tener.
Fíjate bien, existen muchos más superhéroes de los que crees. ¿Eres tú uno de ellos?