"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

jueves, 7 de abril de 2016

Prometiste.

Prometiste que siempre iríamos en pareja. Lo hiciste, ahora no me mientas. Prometiste que pasase lo que pasase estarías allí y que no se entendería al uno sin el otro y así había ido desde que tuve memoria. ¿Por qué tuviste que irte después de tanto tiempo? Jamás pensé que eras de los podías romper tu promesa.

Fue en una de esas tormentas de las muchas que tenemos, cuando todo alrededor nos da vueltas y hasta nos sentimos húmedos por dentro, cuando realmente más separados estamos. Y sé que hemos tenido una vida fácil; hemos sido pisoteados, nos hemos roto varias veces e incluso nos hemos encerrado sin tener a nadie más que a nosotros; pero si te digo la verdad, era cuando saliamos de esas tormentas, cuando todo paraba y volvíamos a estar juntos, el momento en el que más feliz me sentía. Y aunque al principio las temía, dejé de tener miedo cuando veía la calma que llegaba después. Lo que no pensé es que tras una de esas tormentas tu ya no volverías a mi lado.

No sabes lo duro que es quedarse sin tu mitad, lo duro que es tener la certeza de que solo no valgo y creo que la gente de mi alrededor me ha apartado esperando que algún día aparezcas y me completes como solo tú puedes hacerlo... Pero cada día la esperanza es menor y poco me queda para tirar la toalla.

Prometiste que siempre iríamos en pareja. Y mentiste. Y no hay historia más triste que la mía... La de un calcetín a la que su pareja le ha abandonado.