"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

domingo, 1 de mayo de 2016

Si eso no era arte.

Y no lo entiendo. Realmente no lo entiendo. No tenía una melena rubia larga y suave, ni un brillante pelo negro, ni llevaba el peinado a la última moda. No tenía piernas delgadas e interminables, ni unos taconazos que la hacían tener imagen de inaccesible. No vestía ajustado para realzarse las curvas; es más,  probablemente ni tenía grandes curvas.

Pero era algo en su mirada que me hizo sentir que me miraba directo y profundo. Era algo en su manera de andar que hacía que respirara a su compás, siguiendo siempre cada pequeño movimiento que percibía . No era su rostro, eran sus pecas, las cuales quería unir punto a punto para descubrir qué esconde.

No era porque fuera perfecta, era por lo caóticamente imperfecta que parecía ser y por todo lo que quería acabar descubriendo cada vez que la miraba. Y, Dios, si eso no era arte, que me expliquen por qué me hace sentir tanto.