"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

viernes, 27 de septiembre de 2013

Un punto de inflexión Parte 2


Hablando de felicidad… no toda mi vida ha sido mala, triste y solitaria, sino que también hubo, y todavía hay, una época alegre. Y todo gracias a mi segundo punto de inflexión, la entrada a un nuevo colegio. Uno en el que no se meterían conmigo por ser autista. Uno en el que podría llevar medianamente una vida normal. Un colegio para gente como yo.
Mi vida mejoró notablemente, y con ella, mis notas. Hice amigos, muchos amigos, y hasta un “amiga especial”, de esas que dicen “con derecho a roce”. Voy a presentarla. Se llama Rocío, Rocío Asensio. Es el nombre más bonito que he escuchado en toda mi vida. En serio, me encanta. Pues Rocío iba a mi clase, y encima era la persona más inteligente. Al principio hablamos, charlamos, nos reíamos pero nada fuera de lo normal. ¿Cómo se iba a fijar en mí la chica más inteligente y guapa de la clase? Porque no sé si lo he dicho, pero ese pelo color caoba y esa mirada penetrante... No, si ya lo decían Estopa y Joaquín Sabina: “Tus ojos no tienen dueño porque no son de este mundo”. Creo que Rocío no se fijaba en mí, hasta que sucedió el mejor punto de inflexión de mi vida. Y todo gracias a mi profesor de lengua. Espera,  tengo que ordenar mis ideas. No sé cómo contar la parte más importante de mi vida.
El caso es que teníamos que hacer un resumen de un libro, como en todas las evaluaciones, pero como este libro era más complejo, nos dejo hacerlo por parejas. Como no nos pusimos de acuerdo, hizo las parejas el profesor y me emparejó con Rocío. Casi me muero. ¡Con Rocío! La vida por fin me sonríe.
El trabajo era sobre un libro con el que me sentí completamente identificado: “La velocidad de la oscuridad” escrito por Elizabeth Moon. Trata de un autista llamado Lou, que lleva una vida normal. Trabaja, hace sus tareas de casa, va a la compra… Encima va un día a la semana a un club de esgrima que crea una pareja del vecindario. Allí hace varios amigos y entre ellos conoce a una mujer llamada Margaret de la que se enamora. La novela empieza cuando cambian al jefe de Lou. Su nuevo jefe quiere recortar las ayudas que tiene la empresa hacia el colectivo de autistas (el gimnasio, el parking particular…). Para ello quiere obligar a los autistas a someterse a un medicamento (aún no tratado) con el que conseguirían dejar de ser autistas y convertirse en personas normales. Al final, el tratamiento no es obligatorio y Lou tendrá que pensárselo bien y decidir si quiere dejar de ser autista y arriesgarse a seguir el tratamiento. No voy a escribir el final por si algún día alguien lee este diario y le entran ganas de leer la novela. Yo la recomiendo a todo el mundo. Se ha convertido en mi libro favorito.
Es una novela muy profunda y muy bien hecha, refleja realmente el pensamiento y la forma de ser de un autista, aunque la escritora no lo sea.

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