"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

martes, 1 de octubre de 2013

Un punto de inflexión parte 3


Empezamos a hacer el trabajo. Teníamos dos meses para leerlo y hacer el resumen. Pero la parte más interesante fue la pregunta que nos hizo el profesor: “¿Qué harías tu si fueras Lou?”.
Y así empezamos, poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Entonces fue cuando descubrí que entre Rocío y yo había algo más… no sé cómo definirlo… Yo ya sabía que ella me gustaba, pero creo que el sentimiento era realmente correspondido. Pero… no sabía cómo pedírselo. ¿Y si no era verdad? ¿Y si dejaba de ser mi amiga? ¿Y si se reía de mí? ¿Cómo podía pedírselo sin que se enfadara conmigo?
Entonces una bombilla brilló en mi cabeza. ¡Lo haría por medio de mi mayor pasión, la música! Le escribiría una carta de amor por medio de versos de canciones románticas, y un día, cundo quedáramos para hacer el trabajo, se la daría para que la leyera más tarde.
Escribí la carta, y no es por presumir, pero me quedó muy bien. Me encanta, en serio, como me quedó la carta. Decidí dársela el próximo día que quedáramos para hacer el trabajo. Ya habíamos acabado de hacer el resumen, pero todavía faltaba la parte más importante: ¿Qué harías tú si fueras Lou? Yo, de momento no sé lo que haría. Y creo que Rocío tampoco. Así que quedamos dos días después para decidirlo. Allí le daría la carta. Decidí que, igual mejor que dársela en mano, le metería la carta firmada en la mochila. Esperaba con mucha impaciencia la llegada de ese día, y, al final,  como todo en el mundo, llegó.
El día que sería el más maravilloso del mundo se convirtió en una pesadilla total. Al llegar a casa de Rocío para hacer el trabajo, Rocío estaba muy contenta. Me contó que César, el chico más bruto, idiota, tonto, con menos cerebro de mi clase, le había enviado un poema hecho con fragmentos de las canciones de amor más bonitas. Se me cayó el alma a los pies. ¿Había estado buscando, seleccionando y uniendo las partes de las canciones para que César me robara la idea, le diera la carta a Rocío y así conseguir su corazón? No me parece justo. Pero al de un rato me di cuenta. Le pedí a Rocío que me dejara el poema para verlo. Cuando lo vi la carta, mis sospechas se verificaron. “Lo que siento por ti, es ternura y pasión. Tú me has hecho sentir, que hay en mi corazón Tanto amoooor, tanto amor…”. César me la había robado. Y ahora Rocío estaba enamorada de él. La vida a veces no es justa.
Ese día no avanzamos nada. Entre la alegría de Rocío y mi frustración, no avanzamos. La fecha de entrega se acercaba, y sabíamos sin saber lo que haríamos en el lugar de Lou. Hacía falta acabar, pero… ya no quería quedar con Rocío. No salía de casa, me pasaba el tiempo en mi cuarto, no me relacionaba con nadie en clase… Me aislé completamente del mundo. Nadie excepto yo entendía lo que me pasaba. Bueno, yo y el cretino de César. Fue el peor momento de mi vida, en serio, fue incluso peor que cuando se metían conmigo.
Pero llegó el momento de quedar para acabar el trabajo. No tenía ganas. Incluso me pensé la idea de fingir que estaba enfermo. Pero al final decidí ir y así acabarlo de una vez. No sé por qué lo hice, pero quedamos en mi casa para responder a la dichosa pregunta: “¿Qué harías tu si fueras Lou?”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario