"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

martes, 5 de noviembre de 2013

Las noches son para...

Las noches lluviosas son para pasarlas en el balcón bajo una manta contigo. Y hablar mientras tenemos de fondo el suave ritmo de las gotas cayendo. Charlando de lo que sea, pero contigo. O simplemente para estar en silencio y oír tu respiración suave y tranquila, indicando que todo va bien. Y sentir cómo me coges la mano y apoyas tu cabeza sobre mi hombro con mucho cuidado. Y sonreír, porque me doy cuenta de que todo es posible. Contigo.

Las fría noches de invierno son para abrigarse más, quizás coger una manta más gorda, y pasar al balcón, siempre con un gran tazón de chocolate caliente entre las manos. Arrimarnos más para estar menos fríos. Y ver cómo sale el humo de nuestra boca hasta disiparse en la oscura noche; a cada palabra, a cada respiro. Y ver que somos los únicos que podemos ver esto. Y que el mundo ha caído a otro nivel. Porque ahora mi mundo eres tú.

Las tardes dulces de primavera son para empezar a plantearse dejar la manta a un lado, salir al balcón más frescos y comenzar a percibir esa magia tan característica de esta época. Y para darnos cuenta de que el silencio que guardamos para decírnoslo todo está más lleno de vida. Tiene más sentimiento. Y observar cómo la ciudad duerme bajo un cielo cada vez menos lleno de nubes y más lleno de estrellas. Y buscar estrellas fugaces para pedirles poder hacerte tan feliz como tú me lo haces a mí.

Las cálidas tardes de verano son para no dormir. Y pasar las largas horas de las noches en el balcón, sin tener que preocuparse, ya que son vacaciones. Y esperar ansiosos al amanecer que, al igual que cada noche contigo, es distinto al anterior. Y contar las estrellas intentando encontrar la que brilla más que tú. Aunque sé que no existe. Y que, aun haciendo calor, quieras arrejuntarte y apoyar la cabeza sobre mi hombro. Y sonreír.

Y hasta que todo esto sea posible, me conformaré con observar la misma luna que cada noche brilla por ti. Y con desear a las estrellas que no te aparten de mi lado.

Que las noches son para soñar, sí. Pero para soñar despierto contigo a mi lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario