"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

martes, 5 de noviembre de 2013

Igual que ayer... igual que mañana.

Auriculares puestos. Cordones atados. Todo preparado. Salgo a la calle, igual que ayer, igual que mañana. Paso a paso, está todo estudiado, aunque al principio fuera un camino al azar. Y suena la canción alegre que tanto nos gustaba. It's time to believe. Cruzo la carretera y giro a la derecha, ya es todo mecánico. ültimos acordes de la canción, perfecto. Todo va genial. Primeros compases de un maestro, Sabina. Sí, esta canción la elegí yo porque me encantaba. Bueno, me encanta, pero ahora soy incapaz de escucharla salvo en estos momentos. Y paso por la puerta donde cada día se unía ella, con paso ágil y una sonrisa que jamás podré olvidar. ¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar? Y recuerdo cuando ella se metía conmigo por escuchar a Sabina. "Música para deprimirse" decía. Jamás pensé que tuviera razón. Recto. Hacia la izquierda. Comienza otra canción, ahora elegida por ella. Te voy a escribir la canción más bonita del mundo. Y ella decía que era la nuestra. Y me cogía de la mano. Todavía puedo sentir cómo entrelazaba sus dedos con los míos. Y un día verás que esta loco de poco se olvida, por mucho que pasen los años de largo en su vida. Por mucho que pasen los años... Última nota. Silencio. Empiezan a sonar las notas de un piano, sé que llega el momento. Pero me cuesta, siempre me cuesta. Giro a la derecha y ahí está. Todo calculado, aunque después de tanto tiempo es normal, no tiene mérito. Empiezo a cruzar el paso de cebra y... Never mind I'll find someone like you. Cierro los ojos y llego al centro del paso. Don't forget me... I beg. Y entonces pasó el coche y ella se fue con él y unos metros más allá... cayó al suelo. Yo solo podía abrazarla y llorar mientras veía su cuerpo tumbado en el suelo. Acaba la canción y toca irse a casa a intentar llevar vida normal. Y no pensar en la camiseta llena de sangre que tengo escondida. E intentar sonreír al ver la foto nuestra que está pegada en la puerta del armario. Y a pretender dormir de un tirón sin que ella me quite el sueño. Igual que ayer... igual que mañana.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Confieso que se me ha hecho un nudo en la garganta. Probablemente, porque aunque este texto sea (espero) fruto de la ficción, yo a mi manera, también intento dejar momento irremplazables, atrás, a donde pertenecen, el pasado.

    Lo que decía: me parece una preciosidad.
    Sigue escribiendo, que a partir de hoy, acabas de ganar una nueva lectora.
    Hasta pronto :)

    www.krisstyna.blogspot.com

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