"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

martes, 14 de enero de 2014

Buenas noches abuelo:

Buenas noches abuelo:

Me han mandado escribir una carta en clase. Una carta a alguien que no conoces. Y, tras mucho pensar, he llegado a la conclusión de que tengo mucho más que decirte a ti que a cualquier otra persona que no haya conocido. Y, por supuesto, que a cualquier famoso. Sé que no es del todo justo, que, aunque no te haya conocido en persona, conozco muchas cosas de ti, he escuchado a mi madre hablar sobre ti, con los ojos brillantes y una sonrisa tímida asomando. He apuntado en mi cabeza tantas anécdotas tuyas que podría llenar muchas libretas. He visto tantas veces tu álbum de fotos que incluso podría hacerte un retrato de memoria. Pero, realmente, no sé nada de ti. Solo tengo un viejo oso de peluche que algún día fue tuyo. Y eso me duele.

Ley de vida dicen, sí. Pero los dicen aquellos que salían con sus abuelos al parque los domingos. O los que han comido un paquete de gominolas a medias. O los que le dirigían una mirada cómplice cuando le daban la paga. Me hace gracia, nunca sabré a ciencia cierta lo que es sentir eso. Solo puedo imaginármelo cuando cierro los ojos. Quiero tenerte aquí. Que me cuentes por enésima vez tus batallitas de siempre. Charlar contigo sobre el tiempo y salir a tomarnos algo. Quiero tener ese vínculo abuelo-nieto que es tan especial...

Pero la vida no está hecha de lo que queremos. Y yo estoy aquí y tu estás lejos. Me consuelo pensando que estás cuidando de mí y que, dentro de algún tiempo, por fin podré abrazarte. De momento seguiré abrazando a tu oso de peluche todas las noches. Como si fuera un niño durmiendo... Un niño que duerme bajo la mirada de su abuelo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario