"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Bang, bang

La luz estaba apagada... Todo estaba en silencio. Se miró la mano y sintió el peso de aquel revólver. Miró al frente y vio una gran cristalera con el paisaje de la ciudad que nunca duerme. Nueva York. Con la mano libre coge la copa de champagne que tiene en la mesa de al lado. Le dio por reír. Alto, a carcajadas, mientras observaba la noche en esa ciudad de locos. Bebe un largo trago de la copa, casi hasta el final. En su cabeza solo puede ver imágenes borrosas, sin ningún orden ni sentido.
Repasó el plan. Llegaría su marido dentro de un poco, encendería la luz y la encontraría allí, de pie, con su vestido negro, despampanante, perfecto con la ocasión. Levantaría el revólver hasta que le apuntara y disfrutaría de cada gesto de terror que se dibujaría en su cara. Le soltaría el discurso sobre que ella se ha enterado de que le ha sido infiel, bebería de la copa, dejaría unos segundos de tensión y... Bang, bang.
Se imaginaba la escena en la cabeza una y otra vez y mentalmente repasaba su monólogo. "Mi vida está hecha de sueños rotos, afilados... Tan afilados que me duelen". Bang, bang. "Hace tiempo que noto que ya no me miras con esos ojos brillantes". Bang, bang. "Si te digo la verdad te entiendo, ahora te toca entenderme a mí". Bang, bang...
Se empiezan a escuchar el sonido de unas llaves... Ella se levanta y se pone enfrente de la puerta de entrada. Se abre la puerta y él aparece. Ella levanta el revólver con una sonrisa tan bella como siniestra, con los ojos rabiosos.
Él se queda paralizado... Su cara no muestra más que terror puro... Terror puro y... ¿Confusión? Pero ya es tarde.
"Si te digo la verdad yo te entiendo" dice ella "ahora te toca entenderme a mí". Ella bebe un trago de la copa y respira hondo, su dedo roza el gatillo. Él no dice nada, no sabe qué decir, ni siquiera sabe qué está pasando. El sudor le recorre por la espalda... Frío, helador, como presagiando lo que se acerca. Él cierra los ojos... Y se prepara para lo que venga.
Entonces ella lo hace real. Aprieta el gatillo. Bang, bang. Puede asegurar que no se arrepiente de ello. Bang, bang. Y ahora ella es más feliz que nunca. Bang... Bang.
Las serpentinas salen de la boquilla del revólver. Ella le grita a su marido " Feliz aniversario, cariño" y corre a abrazarle. Y entonces él se da cuenta. Se da cuenta de que con ella todo es especial... Y que, aunque ahora mismo casi ni puede respirar del susto, ella es lo mejor que le ha pasado en la vida. Bang, bang.

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