"La tortura de escribir, al fin y al cabo, es un castigo maravilloso elegido voluntariamente. Un castigo de libertad."
Alfonso Ussía

jueves, 12 de noviembre de 2015

No sabía

No sabía que la soledad amargara el café, que el silencio cortara la leche.
No sabía que esta cama era tan grande, que las cuatro de la mañana existían sin tus besos.
No sabía que el espacio que mis dedos recorrían entre los lunares de tu espalda llegarían a convertirse en años luz.
No sabía lo que significaba nuestra canción hasta que las notas me ahogaron al dejarme sin aire.
No sabía que tu "Para siempre" iba con fecha de caducidad.
No sabía que tenía que tomarte en pequeñas dosis para que no me sentaras mal.
No sabía la gran mentira que era eso de "Lo bueno, si breve, dos veces bueno".
No sabía que necesitaba respirar tus suspiros, que el compás de tus andares marcaba el ritmo de mi corazón.
No sabía lo que arriesgaba ni lo que perdí cuando la vida me dijo "Lo sentimos, inténtelo otra vez".
No sabía que en este caos no hubiera ni un poquito de orden.
No sabía que llovería tanto, que la lluvia se volvería granizo, que el granizo rompería mi paraguas.
No sabía que me costaría tanto recoger este desorden ni que tendría que hacerlo solo.
No sabía que, después de nuestra tormenta, doliera tanto la calma.
No sabía que los dos puntos que ponías tras mi nombre al inicio de tus cartas no se hayan colocado detrás de este punto para volverlo suspensivo...
No sabía que tú querías hacerlo punto final.
No sabía que me tocaría volver a caminar solo.

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